jueves, 11 de noviembre de 2010

Tea party: la derrota de Obama y la crisis global

10 de noviembre de 2010

Autor: Gabriel Merino


El resultado de las elecciones en EEUU confirma la situación estratégica de empate de fuerzas entre las dos fracciones que conforman el polo de poder angloamericano, y muestra la agudización de las contradicciones y la radicalización política que esto conlleva.[i]

Algunos tratan de entender esto como una puja entre izquierdas y derechas, entre liberales y conservadores, entre demócratas y republicanos, entre democráticos y fascistas. Sin embargo, estas son las formas que adopta una puja de poder mucho más profunda entre dos grandes fracciones imperialistas al interior del polo angloamericano, con dos estrategias bien disímiles, que se enfrentan cada vez con más fuerza a partir del estallido de la crisis financiera global y el inicio de la crisis económica mundial y la crisis de hegemonía mundial. 


Qué es el Tea Party?

Nadie explica bien que es el Tea Party, o motín del té, movimiento que se lo considera el actor central de la política anti-Obama y que jugó como sector radicalizado del partido republicano en las últimas elecciones, produciendo una fuerte conmoción al interior de dicho partido. Ni siquiera dicen muy bien que quiere decir su nombre y a qué momento histórico refiere ya que no encuentran (o no quieren encontrar) la relación del nombre con el enfrentamiento que se libra en la actualidad. 

El nombre "Tea Party" viene del movimiento anticolonialista de finales del siglo XVIII que protestaba por la aprobación de los impuestos al té careciendo de representación en el parlamento británico. Es decir, este movimiento era anti-británico y anticolonialista, y si bien se asentaba en una problemática particular, desató y fue parte de los levantamientos que devendrán en la independencia norteamericana (1776).

El Tea Party se compone fundamentalmente de blancos, protestantes y, en general, republicanos (aunque muchos se digan apolíticos fue a través de ese partido que lograron poner sus congresistas). Sin embargo, dicho movimiento excede ampliamente al partido republicano, con cuya cúpula se enfrenta y ponen en crisis. Este movimiento es muy heterogéneo políticamente, aunque no racialmente. Su posiciones centrales, que radicalizan las posiciones de los neo-conservadores aglutinados en torno a la familia Bush, se asientan en el destino manifiesto de EEUU para llevar democracia, paz y libertad al mundo, con lo cual se justifica cualquier acto imperialista. La grandeza de EEUU y su lugar irrenunciable de super-potencia central es la forma manifiesta en que se resiste la estrategia angloamericana del unipolarismo multilateral, reivindicando el unipolarismo-unilateral. A su vez, retoma el ascetismo religioso y la vuelta a los supuestos “valores originarios”, en contraposición al liberalismo. Además, es profundamente crítico del endeudamiento público, del salvataje bancario y el aumento del gasto público.

Para el “Tea Party” el calentamiento global y el cambio climático es un invento ecologista de los que atentan contra la grandeza de EEUU y quieren ver afectada su industria.  
   

¿Quién financia al Tea Party?

Los multimillonarios Koch, dueños de la norteamericana Koch industries, son unos de los principales promotores del movimiento. Koch Industries es un grupo económico norteamericano que produce petróleo, químicos, gas natural, papel, plástico, etc., con una facturación de 100.000 millones de dólares anuales. Junto a Koch, las petroleras Exxon Mobil (de los Rockefeller y la más grande del mundo), Conoco Phillips (asociada a la BP) y Chevron son otros de los grandes promotores. Por otro lado, según el instituto británico CANE y el periódico The Guardian que publica parte del informe, las empresas alemanas EON, BASF y Bayer (Deustch Bank), las francesas Lafarge y GDF-Suez y la británica Bristish Petroleum (BP) también aportaron a la campaña. No es casualidad que estas entidades británicas sacaran estos datos a la luz, acusando a dichas empresas de financiar un movimiento negacionista del cambio climático para favorecer sus intereses.


¿Qué expresa el Tea Party?

Si bien no es nuevo en EEUU que un sector importante de la población adhiera a estas ideas, reforzadas y emanadas principalmente desde una fracción encabezada históricamente por la familia Rockefeller y su red financiera JP Morgan Chase Manhattan-Exxon Mobil, hay un cambio fundamental con el Tea Party: el pasaje a movimiento político-social, con un grado de cohesión importante, una estructura de conducción, un conjunto de usinas ideológicas (ciertas iglesias protestantes, centros de investigación, universidades, corporaciones mediáticas como News Corp dueño de la cadena Fox entre otros medios, principal soporte ideológico-mediático de la guerra de Irak) y un instrumento político electoral que disputan, el Partido Republicano, en cuyas primarias de noviembre fueron los grandes ganadores.

Esto significa que la fracción retrasada, que en el plano económico tiene una escala menor a las Redes Financieras Globales Angloamericanas exparcidas en la Red de city’s financieras globales y que depende en gran medida de EEUU como país central (complejo industral energetico farmacologico militar) porque allí tiene la mayor parte de su facturación, debe pasar a redoblar la promoción y estructuración de los movimientos políticos fascistas latentes en la sociedad norteamericana.

Aferrada al viejo imperialismo angloamericano unilateral, a la hegemonía del dólar, a ser el “gendarme global”, a controlar el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, a producir en EEUU-Inglaterra-Canadá-México y vender “afuera” los productos estratégicos, la oligarquía financiera americana replantea su esquema de alianzas en la construcción de la fuerza político-social política para desarrollar su proyecto estratégico, dando lugar a profundos cambios como partido político, como policlasismo. Con la profundización del empate hegemónico, de la crisis global y el avance de los intereses financieros angloamericanos globales con la presidencia de Obama, la fracción retrasada va hacia un nuevo esquema de alianzas y permite la introducción de elementos ideológicos para la movilización de masas (población movilizada o movilización de masas, hay militantes?). Necesita población movilizada, con fuerte contenido ideológico y dispuesta a la militancia contra el enemigo de la nación: Obama y la oligarquía financiera con sede en Londres y Wall Street.

Si desde el neconservadurismo se promovía el militarismo, la “vuelta a los valores originales”[ii] y el cercerameinto de las libertades individuales en nombre de la Seguridad Nacional, pero veían con malos ojos y “pianta-votos” a los radicalizados promotores del Tea Party, ahora dicha situación entra en crisis y traza la interna al interior del partido republicano y del conservadurismo general. Los rasgos fascistas que ya se veían en el gobierno de Bush, propios de un imperialismo retrasado que resiste a través del militarismo y la exacerbación del unilateralismo su poder declinante, ahora son llevados mucho más allá por el Tea Party.

Es decir, el Tea Party expresa un salto en el modo y formas fascistas que comienza a adoptar el imperialismo retrasado.    



¿El Motín del Té contra los británicos, una nueva guerra por la independencia?
  
En realidad, esta lucha entre los dos imperialismos angloamericanos no es una lucha entre el imperialismo inglés vs el imperialismo norteamericano. Esta formulación, realizada sobre la base de la categoría Estado-nación ya no es útil para el análisis. La misma contradicción entre el unipolarismo-unilateral y el unipolarismo multilateral, entre el sostenimiento de la hegemonía del dólar secundado por el euro y el yen, y la construcción de una moneda global (ya planteado por Keynes como representante británico en Bretton Woods), atraviesa a ambos países, e incluso varios países más.

Sin embargo, es cierto que la city londinense (la principal plaza financiera mundial) es el corazón (seguida por Nueva York) del proyecto financiero global angloamericano y las fuerzas aliadas, así como el complejo industrial-militar del Pentágono es el corazón de la fracción americana retrasada. Si observamos los puntos principales del programa de gobierno de Obama y de la cúpula del partido demócrata copada por ex-ejecutivos de las mayores redes financieras transnacionales (especialmente del Citigroup) vemos que es similar al programa del laborismo inglés y la Tercera Vía sostenida por la city londinense, es decir, Rothschild-Barclays, Lloyd’s, HSBC, y sus redes del grupo mediático Financial Times, The Economist, etc.

Este programa se sintetiza en: multilateralismo unipolar, rescate al sistema financiero a través de la capitalización y el endeudamiento público (Plan Gordon Brown), inyección de dinero y tasas de interés a “0” para estimular la economía e impulsar el consumo, energía renovable sustituyendo el petróleo (biocombustibles, etc.) ya que controlan dominantemente dicho negocio, etc.[iii]

El intento por llevar adelante dicho programa por parte de la administración Obama agudizó aun más las contradicciones, aumentó el nivel de confrontación política, mostró con claridad el empate de fuerzas en los EEUU y motorizó la reacción fascista ante el imperialismo financiero global personificado en la city londinense y neoyorquina. No por nada Motín del Té es el nombre elegido, en referencia al imperio británico que expoliaba a la colonia norteamericana y le aumentan los impuestos-tributos.

Dicho esquemáticamente (a partir de lo cual es posible ver los grises y matices) con el triunfo republicano y, particularmente, de los candidatos del Tea Party, la fractura política en EEUU se hace más profunda y el empate hegemónico más nítido. Ahora, el Congreso lo controla totalmente la fracción imperialista retrasada que intenta imponer su agenda achicamiento de la inversión pública (salvo en materia militar), rebaja de impuestos, unilateralismo en el orden internacional, proteccionismo, conservadurismo oscurantista en el orden ideológico cultural, militarismo como plano central del enfrentamiento entre bloques de poder, lucha por el control de las reservas de petróleo a nivel mundial, etc., mientras que el poder ejecutivo está en manos de las fuerzas imperialistas angloamericanas globalistas más avanzadas con su agenda para avanzar hacia un nuevo orden imperial.          


La profundización de la crisis mundial

La crisis capitalista mundial y su segunda ola con centro en Europa, da cuenta de la profundización del enfrentamiento inter-imperialista, en el que parecen configurarse dos grandes polos en pugna: el polo angloamericano global con sus aliados y su poder financiero transnacional vs el polo constituido por el eje germano-francés (Unión Europea) más China, Rusia y otros con su poder productivo-industrial. Este polo juega en ciertas alianzas tácticas con el polo angloamericano retrasado. De hecho, coinciden en la política de ajuste fiscal, y el financiamiento de ciertas empresas europeas al Tea Party guarda relación con el hecho de compartir enemigos.

El ataque financiero de los fondos de inversión angloamericanos para derribar el euro, así como el intento de desmembrar la zona euro a través del acecho sobre la periferia europea (España, Grecia, Portugal, Italia, Irlanda) fueron un claro ejemplo de la profundización del enfrentamiento global, así como lo fue el rescate Chino del euro con la compra de moneda y de deuda de los países más golpeados (España y Grecia), la guerra de monedas, y la acentuación de la alianza con los alemanes para desarrollar con más fuerza su poderío industrial y su desarrollo tecnológico.

La agudización de la crisis mundial adopta la forma de crisis europea que profundiza defensivamente una alianza entre China y el eje germano-francés contra los intereses angloamericanos globales. La profundización de la fractura entre los intereses angloamericanos globales-multilaterales y el bloque de intereses retrasados aferrados a la vieja forma imperialista unilateral (lo que se observa en el empate de fuerzas en territorio norteamericano), la emergencia en EEUU del Tea Party como expresión fascista de imperialismo retrasado, la guerra de divisas y guerra comercial (al igual que a partir de la crisis del 29’-30’) como instancia superior del enfrentamiento en el terreno económico son claros indicadores de la profundización de los enfrentamientos.

“Conocemos los peligros de la devaluación porque ya los atravesamos”[iv], afirman los gurúes de la city financiera, en referencia a que lo que viene sucediendo guarda relación con la Gran Depresión Mundial de 1929-1934, prolegómeno a la Segunda Guerra Mundial. En los años 30, las políticas de "empobrece a tu vecino" prolongaron la Gran Depresión ya que cada imperialismo comenzó a cerrarse y a pertrecharse con el objetivo de fortalecerse. No por casualidad el Tea Party y todos los intereses retrasados están promoviendo leyes proteccionistas en el Congreso y la devaluación del dólar como forma de fortalecerse en el escenario de lucha mundial por el poder. Obama cada vez resiste menos a los embates al interior de los EEUU y debe ceder, mientras las fuerzas angloamericanas globales que también sufrieron un revés electoral en Inglaterra, no pueden disciplinar a los bloques en pugna a converger en un programa para “eliminar los des-equilibrios económicos internacionales”, es decir, hacer que China y Alemania exporten menos, reduzcan su competitividad y aumenten la demanda global.

La nueva fase de la crisis, con guerra de divisas, guerra comercial y aumento del proteccionismo indica que la situación estratégica internacional avanza a la profundización del enfrentamiento inter-imperialista y el empate en territorio norteamericano seguirá profundizándose dando lugar, posiblemente, a mayores “atentados terroristas” y enfrentamientos de todo tipo. Con ello, se profundiza las condiciones para profundizar el desarrollo de los proyectos de liberación nacional y social, así como también, del otro lado de la moneda, se agudiza la desesperación imperial-oligárquica y sus intentos golpistas o desestabilizadores sobre la región.  






[i] Formento, Walter y Merino, Gabriel. “Qué significa la asunción de Barak Obama”, CIEPE, febrero de 2009.
[ii] Según el estratega de Bush, Karl Rove, que ahora promociona a ciertos sectores del Tea Party como el cubano-estadounidense Marco Rubio. Ámbito Financiero, 4 de noviembre de 2010.  
[iii] Para un desarrollo más extenso y preciso ver: Formento, Walter y Merino, Gabriel. “Qué significa la asunción de Barak Obama”, CIEPE, febrero de 2009.
[iv] Clarín, 6 de noviembre de 2010.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Sobre la criminalización de la juventud y la pobreza



GABRIEL MERINO*

SEPTIEMBRE DE 2010


(Publicado en Revista Zoom)

El enfrentamiento entre dos proyectos de país es lo que está en el fondo de la discusión sobre la “inseguridad” y la estigmatización de la juventud de los sectores populares como victimario, como sujeto principal que provoca la “inseguridad” (o mejor dicho la criminalidad) y por lo tanto como objetivo a perseguir y reprimir.
En días donde disminuyen los números objetivos de la criminalidad y aumenta la sensación subjetiva de “inseguridad”, hay un debate central que gira en torno a la juventud: la juventud y especialmente los “pibes” -que mediáticamente, más allá del barrio en donde todos somos pibes, significa la juventud pobre- como el sujeto central de la llamada “inseguridad”, como los que producen la criminalidad.
Esta imagen que se construye sobre la juventud, específicamente sobre la juventud de los sectores populares -ya que a la juventud de clase media se la denomina como ‘jóvenes’ y no como ‘pibes’ en el discurso mediático- es un elemento central para construir la imagen de caos e inseguridad en aumento. Se construye la imagen del joven de las fracciones populares como ‘pobre’, ‘drogadicto’, ‘vago’, que no estudia y delinque (roba, mata, etc) para drogarse, como el protagonista central, como el victimario de la gran ola de inseguridad que azota a los argentinos.
Tres grandes determinaciones convergen en el aumento de la criminalidad, que es muy distinto a “inseguridad”, las cuales se desarrollaron desde el golpe de 1976 con la imposición del proyecto neoliberal en Argentina. En primer lugar, en lo económico-social, el proceso de destrucción de la matriz industrial autónoma y el empleo entre 1976-2003, el aumento abismal de la pobreza (del 7 por ciento en 1974 a casi 60 por ciento en 2001, hoy en un 20 por ciento), el aumento de la desigualdad (de una diferencia de 9 veces del el ingreso entre el 10 por ciento más rico y el 10 por ciento más pobre en 1974 a 39 veces en 2002, y entre 14 y 22 veces en la actualidad), el desfinanciamiento a la educación y la salud pública, y el achicamiento de la inversión social, entre otros elementos. En segundo lugar, la imposición de ideas y valores neoliberales, de una matriz ideológica individualista, antisolidaria, consumista (el consumo como momento de realización del hombre y como elemento de asignación de un status social), que promueve la “cultura del reviente” (sobre lo cual se asienta el negocio de las adicciones) y el desprecio de la vida humana porque no hay futuro, todo es producto de azar (en vez del esfuerzo) y la salida es individual. Qué más lógico que aumenten los delitos contra la propiedad en una sociedad consumista, que pone al consumo irracional como momento de felicidad y referencia social, mientras que las grandes mayorías están sumidas en la pobreza, es decir, imposibilitadas de ser consumidores masivos. En tercer lugar, la exclusión de la participación y de la política de las mayorías, el vaciamiento de las estructuras organizativas en donde el ser humano se siente contenido, puede proyectar un futuro colectivo y transformar su realidad cotidiana. Es decir, la negación de la política como herramienta de transformación y realización de nuestros sueños colectivos.
La realidad cambió a partir de la recuperación parcial del proyecto industrial y de la recuperación del empleo, del aumento de la inversión en educación y de la inversión social (cooperativas, Asignación Universal, programas de desarrollo, etc), la batalla cultural para instalar los valores del trabajo, la producción y el Estado, para fomentar la solidaridad, la cooperación y el pensarse como colectivo, y el retorno de la política como espacio de participación de las mayorías en función de proyectos colectivos que logren la justicia social. Todo esto se tradujo en una baja de la criminalidad. Sin embargo, la batalla entre los proyectos de país contrapuestos no está ganada, quienes impusieron el proyecto neoliberal conservan mucho poder económico, político y cultural. Continúa habiendo grandes injusticias, se siguen reproduciendo las ideas y valores neoliberales y todavía existe la política hecha para unos pocos en función de sus beneficios personales.
Y este enfrentamiento entre dos proyectos de país -entre la profundización del proyecto nacional popular y latinoamericano asentado sobre el Estado, la producción y el trabajo, y el retorno del proyecto neoliberal asentado en mercado, las finanzas, los servicios y la matriz exportadora de materias primas- es lo que está en el fondo de la discusión sobre la “inseguridad” y la estigmatización de la juventud de los sectores populares como victimario, como sujeto principal que provoca la “inseguridad” (o mejor dicho la criminalidad) y por lo tanto como objetivo a perseguir y reprimir.
¿Por qué se crea esta imagen y qué produce?
- Esconde los problemas reales y estructurales, las causas de fondo de la “inseguridad”, ya que implica discutir en profundidad los proyectos estratégicos de país, los procesos históricos y las medidas concretas que surgen de dicha perspectiva.
- Fragmenta al pueblo en sus dos grandes sectores, los trabajadores incluidos, técnicos y profesionales, y todos los llamados sectores medios, contra las fracciones pobres, los trabajadores en negro, los sectores populares pauperizados y excluidos.
- Fomenta las salidas represivas y el “disciplinamiento” social, es decir, legitima la represión que constituye un elemento central para despojar al pueblo de las conquistas logradas en estos años.
- Anima la paranoia y la reclusión individual, en contra del pensamiento reflexivo y colectivo.
- Excluye a la juventud de la participación y de la política como herramienta de transformación social, anulándola como sujeto político. La historia demuestra que uno de los protagonistas centrales e imprescindibles de todos los procesos de transformación es la juventud, estigmatizarla y ubicarla como objeto de represión es anularla como sujeto de la transformación.
En realidad, en torno a la criminalización de la juventud y la pobreza lo que existe es una línea de acción estratégica, una manipulación político-mediática que es parte fundamental del retorno al proyecto neoliberal. La participación y politización de la juventud es la salida estratégica para romper esta trampa y superar, a su vez, la trampa del progresismo de poner a la juventud (especialmente de las fracciones más postergadas) como meros objetos de asistencia y separadas también del resto de las fracciones que componen el campo del pueblo.

* Sociólogo. Docente de la Universidad Nacional de La Plata. Investigador del CISH-UNLP-CONICET.