sábado, 22 de diciembre de 2012

Comunicado de CONAPLA por los saqueos


En primer lugar lamentamos las muertes de tres personas en Santa Fe y rechazamos los hechos transcurridos los días de ayer y de hoy. Por más que haya argentinos que sufran el hambre y la exclusión, sabemos que este no es el camino para luchar por la justicia social. Y si los saqueos no fueron organizados por sectores que buscan desestabilizar el país y dividir al pueblo, por lo menos pueden ser aprovechados por quienes pretenden hacernos retroceder al neoliberalismo más puro.
En segundo lugar, reconocemos que muchos de los problemas sociales más angustiantes que sufre nuestra sociedad no fueron resueltos en estos años, aunque haya habido grandes avances. Y ello constituye un caldo de cultivo para acciones desesperantes o acciones reflejo de una situación acontecida en otro lugar del país.  De hecho, recién salimos del infierno de la situación de 2001, en donde rozamos el 60% de pobreza y el 25% de desocupación, pero todavía queda mucha deuda social que pagar. Sin embargo, entendemos que sólo es posible resolver la deuda social con la profundización del proyecto nacional popular y latinoamericano, no yendo para atrás.
En tercer lugar, creemos que es una barbaridad que funcionarios nacionales salgan a jugar la puja política y distributiva con sectores sindicales, realizando graves acusaciones a sindicatos y dirigentes, con datos tirados de los pelos, más allá de que se compartan o no los posicionamientos políticos que tienen. Lamentablemente esto corre de escena al verdadero enemigo, criminaliza la lucha popular, debilita al movimiento nacional y agudiza todas las contradicciones al interior del campo popular. La división sólo es funcional al enemigo del proyecto nacional, popular y latinoamericano. Siempre han divido y enfrentado al pueblo entre sí para abortar los procesos populares y hoy no podemos caer nuevamente en esa trampa, como se está haciendo en este último tiempo. Todos debemos ser conscientes de ello.
En cuarto lugar, hay que sostener a este gobierno ante cualquier intentona desestabilizadora. Y debemos defenderlo más allá de los desacuerdos con ciertas políticas como la ley ART, la ley antiterrorista, etc. No vemos con buenos ojos el fortalecimiento del ala desarrollista de la Unión Industrial Argentina y de ciertos grupos económicos al interior del gobierno, que desplazó la influencia de los sectores populares y cambió la relación de fuerzas. Pero defendemos las medidas de avance popular, entendemos que el enemigo principal es el proyecto financiero neoliberal y que la salida debe ser profundizadora, no conservadora.
Este tipo de actos, como los saqueos, aun en la hipótesis nada probable de que no hayan sido organizados para desestabilizar y producir un hecho político, sino que fueran sólo el producto de una reacción espontánea por la situación social, destruyen la organización popular, desarticulan el tejido social y legitiman acciones represivas. Constituyen un caldo de cultivo para las fuerzas más conservadoras y neoliberales. Por ello es central investigar fuertemente quien estuvo detrás de los mismos.     
La construcción de poder popular es lo que nos va a permitir profundizar y sólo con más proyecto nacional, popular y latinoamericano podremos resolver las contradicciones hacia adelante, y caminar desde la inclusión hacia la plena Justicia Social, hacia la construcción de una nueva sociedad. 

sábado, 8 de diciembre de 2012

La necesidad de profundizar la lucha por la plena aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LDSCA)





CONAPLA (Corriente Nacional Popular Latinoamericana)

“La democratización de la comunicación se da, si la disputa
no queda en manos de los grandes capitales”
Rafael Correa.

Es realmente una vergüenza, después de tres años, la falta de definición de la justicia y la extensión de la cautelar, que retrasa la aplicación del artículo 161 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LDSCA), votada por amplia mayoría en el Congreso de la Nación.

El terreno de disputa sobre el “7D” fue dominantemente el mediático. Publicidades de un lado y del otro, en canal 13 y en la TV Pública. Está faltando multiplicar la convocatoria a la militancia de base para dar la pelea por la aplicación completa de la ley.

Resulta central avanzar con las licitaciones y el otorgamiento de las licencias que vienen frenadas, para hacer realidad un eje central de la ley: la división en tercios de las frecuencias, con un tercio para los privados, un tercio para el estado en sus distintos niveles, y un tercio para las organizaciones sin fines de lucro. Es sólo con proliferación de los medios de comunicación popular que se democratizará definitivamente la comunicación.

Lo único que garantiza la profundización es la construcción y la militancia, es tener sujeto de la transformación expresado en la organización de las mayorías populares, es trabajar por la unidad del campo nacional y popular, es multiplicar las voces de la comunicación y favorecer la formación de medios populares sin fines de lucro, es llevar a pleno la aplicación de la ley para potenciar organización popular.
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Es realmente una vergüenza, después de tres años, la falta de definición de la justicia y la extensión de la cautelar, que retrasa la aplicación del artículo 161 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LDSCA), votada por amplia mayoría en el Congreso de la Nación. El beneficio al grupo Clarín, que sortea mediante cautelares la necesidad de adecuación a los requerimientos estipulados de desinversión, muestra hasta dónde la Justicia está controlada por determinados intereses del gran capital concentrado.

Los trabajadores y las mayorías populares sufren esto todos los días, una justicia en donde reina en muchos de sus elementos la injusticia, la ley del más fuerte y la ley del dinero. La justicia, como toda institución del estado, está atravesada por los proyectos políticos que pugnan a una sociedad, y 30 años de avance neoliberal produjo sus resultados. 

El 7D adquirió una jerarquía simbólica por representar en teoría, el fin de la medida cautelar concedida al grupo Clarín. La desestructuración del grupo mediático más importante del mapa de medios de comunicación de la Argentina, que ostenta una clara posición dominante construida a partir del golpe del 76 y las reformas neoliberales de los 90, es central para democratizar la comunicación en nuestro país, monopolizada por unos pocos grupos.

Romper con los paradigmas jurídicos que posibilitaron la expansión de los “monopolios mediáticos”, no sólo en cuanto a número de licencias, sino también en cuanto a su desplazamiento horizontal en el mercado, que le permitió desarrollarse en diferentes formatos audiovisuales, hegemonizando así el espectro radioeléctrico nacional y aumentando de manera abismal su influencia política en la sociedad, representa sin lugar a dudas, una victoria para todo el pueblo argentino.

Y una victoria central, ya que no sólo se democratiza la comunicación, sino la política en general, en tanto los medios de comunicación a partir del desarrollo del proyecto neoliberal y el dominio del capital financiero, pasaron a ser herramientas políticas centrales para garantizar el vaciamiento de la política y el debate, destruir la organización popular demonizando a los dirigentes, deslegitimar la participación política, generar consenso para las políticas que benefician a unos pocos a costa de los intereses de las mayorías, “sacar o poner” presidentes, etc.

Esto sucedió en todo el mundo a partir de los años 70’ y 80’: los medios pasaron a ser gigantes de multimedios que se convirtieron en instrumentos políticos centrales para la construcción de poder de los grupos concentrados, de un mundo hecho a imagen del capital financiero. Por ello el cambio de la ley y su completa aplicación tuvo y tiene enorme importancia si queremos construir una nueva sociedad más Justa y para todos.  

Esta ley la parió el pueblo, en un contexto de debilidad política del gobierno, que acertó en la lectura de que “perdimos por no profundizar” y en promover medidas largamente reclamadas, ya que la sociedad estaba para mucho más y quería pelear. Fueron las organizaciones sindicales, estudiantiles, universitarias, de comunicadores, de pymes de la comunicación, de los medios comunitarios, de pueblos originarios, etc., los que dieron vida, cuerpo, contenido y legitimidad popular a esta ley. Fue la fuerza de la militancia, de la multiplicación de los debates en las calles, la unidad del conjunto del campo popular (que no se limitó sólo a quienes apoyaban al gobierno), lo que posibilitó la ley. Y es esta misma fuerza lo que puede hacerla cumplir. 

Existen determinadas situaciones en cuanto a la aplicación de la ley que deben llamar la atención a la militancia del campo popular, para así rever el camino que estamos llevando adelante. Nuestro “Sur” no puede ser otro que el de democratizar la comunicación en la Argentina, terminando con la estructura oligopólica del mercado, la precarización de los trabajadores de prensa, y desarrollar de una red de medios populares, multiplicando las voces de todos. Debemos “disentir desde la lealtad, para no ocultar con la obsecuencia, la traición”, especialmente la traición a los principios y al proyecto, que es lo fundamental.

En primera instancia, no debemos olvidar que la desarticulación de los grandes grupos mediáticos ya existentes no es la única condición para acelerar el proceso de heterogeinización de la comunicación. Por supuesto que representa un pilar fundamental, por el cual el pueblo argentino no descansará nunca hasta verlo concluido. Sin embargo se torna evidente que en estos tres años hubo una gran carencia de políticas planificadas que permitan un accesibilidad mayor al recurso público para iniciar el proyecto comunicacional nuevo, o el asesoramiento técnico y tecnológico que permita a la población apropiarse de los instrumentos modernos de la comunicación y atesorar los lenguajes audiovisuales, en vistas a la tan ansiada multiplicidad de voces y dueños de productos comunicacionales.

Es necesario señalar, que si bien Clarín es el principal pulpo mediático local, nuestra mirada crítica debe ampliarse. Vila- Manzano también es parte de lo grupos mediáticos, hijos del neoliberalismo, cuyos planes de desinversión (en el primer caso) no son otra cosa que la división de las licencias entre asociados, manteniendo el funcionamiento informal del grupo económico. También lo es la Telefónica de España, que junto a British Telecom, se quedó con gran parte de las privatizaciones de las telecomunicaciones en Argentina y avanzó en el espectro mediático, con TELEFE como nave insignia. A su vez, hay que señalar la compra del paquete de medios del grupo Hadad por parte del empresario Cristóbal López, que fue aprobada por el AFSCA a pesar de exceder los límites de cantidad de licencias que se pueden tener según el artículo 45 de la Ley. Por otro lado, cabe la pregunta: que hacemos cuando un monopolio global como Time Warner, es dueño de casi la cuarta parte de los canales de cable o televisión satelital, determinando gran parte de los contenidos que diariamente vemos.

Como afirmó Rafael Correa, el 4 de diciembre en la FPYCS de la UNLP, “La democratización de la comunicación se da, si la disputa no queda en manos de los grandes capitales”.
Hay una discusión central para dar en el campo popular contra un sector que posee una visión instrumentalista y de construcción desde arriba, que cree que hay que sustituir un medio por otro, un grupo por otro más cercano, un periodista por otro, etc., para democratizar la comunicación. Esta visión comparte en lo esencial el modo de construir poder de quienes se opone: un modo de construcción antipopular y que lleva a la derrota. Muchos de estos arrivistas que en su vida se comprometieron con una idea y con una práctica, son los que propagan una visión sectaria, que juegan a dividir el campo popular e instalan una visión por la cual todo el que critica y tironea es “opositor”, jugando a imposibilitar la profundización del proyecto. Un proyecto transformador debe sustentar su comunicación en la multiplicación de medios populares y de comunicadores populares. La comunicación así es concebida como ampliación de las múltiples voces del campo del pueblo. Siembre hay bosta y barro, pero la tarea permanente es reducir lo primero y apostar a lo segundo.
Por ello resulta central avanzar con las licitaciones y el otorgamiento de las licencias que vienen frenadas, para hacer realidad un eje central de la ley: la división en tercios de las frecuencias, con un tercio para los privados, un tercio para el estado en sus distintos niveles, y un tercio para las organizaciones sin fines de lucro.
El terreno de disputa sobre el “7D” fue dominantemente el mediático. Publicidades de un lado y del otro, en canal 13 y en la TV Pública. Faltó la convocatoria a la militancia de base para dar la pelea. Se llevó la batalla al campo mediático, donde las fuerzas son, con demasiado optimismo, parejas. En lugar de llevarla a la calle y al debate popular donde los pueblos siempre tienen las de ganar, donde pueden hacer pesar su superioridad numérica en términos reales y visibles, pero a partir de lo cual los pueblos hacen pesar sus intereses. 
Los protagonistas de la disputa volvieron a ser los canales de televisión. Los noticieros, los programas de debate político e incluso la propaganda web. Eso es contrario al espíritu de la ley.

Es necesario seguir luchando en unidad por la plena aplicación de la LDSCA, y por la adecuación a la ley del Grupo Clarín ya que sus intereses con los del pueblo argentino fueron, son y serán irreconciliables. Por el acceso a las licencias y al recurso público, económico, técnico y tecnológico, para todos los argentinos que deseen aportar a la red de medios populares que modifiquen el paradigma de la comunicación nacional. Y por el reconocimiento al esfuerzo de cada día a los trabajadores de la comunicación de toda la patria. Por una legislación laboral que les devuelva la dignidad que el oligopolio mediático abusando de su posición dominante, les quitó y pisoteó.
Fuimos parte de la elaboración de la ley, testigos de un proceso militante que es un ejemplo para el futuro  de nuestro proyecto. Se interpeló a la militancia, se llamó al debate y se creció cuantitativa y cualitativamente. Ese rumbo es el que jamás debemos perder.
A luchar por la plena aplicación de la ley de medios por la que todos peleamos, que constituye una de las grandes conquistas de este proceso histórico! A construir más fuerza popular, en unidad, para poder ir contra el poder real, contra todos y con todo el pueblo.  

Lo único que garantiza la profundización es la construcción y la militancia, es tener sujeto de la transformación expresado en la organización de las mayorías trabajadoras y populares, es trabajar por la unidad del campo nacional y popular, es multiplicar las voces de la comunicación y favorecer la formación de medios populares sin fines de lucro, es llevar a pleno la aplicación de la ley para potenciar organización popular.




miércoles, 28 de noviembre de 2012

El “salto a la política”


Documento de discusión del CEFIPES (Centro de Estudios, Formación e Investigación en Política, Economía y Sociedad), noviembre de 2012.

Por Gabriel Merino* y Ana Natalucci**

* Sociólogo, Docente e Investigador de la Universidad Nacional de La Plata, becario CONICET.
** Dra. en Ciencias Sociales. Investigadora Asistente CONICET. Docente Facultad Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.


Un debate y una consigna frecuente del campo popular –del movimiento obrero organizado, de las organizaciones sociales-barriales, del movimiento estudiantil, etc.— es el del “salto a la política”. Si bien en estos últimos meses la consigna no es tan fuerte como en el pico de auge popular durante los meses previos al triunfo de Cristina Fernández de Kirchner en 2011, sigue siendo un eje de importancia en las organizaciones y en los militantes del campo popular, incluso más allá de los que se identifican con el kirchnerismo. Y si este debate sigue siendo central es porque estamos, por un lado, en esa transición –lo que no quiere decir que necesariamente se llegue—, y, por otro, porque se lo ve como una necesidad para profundizar.

Paradójicamente todos se asumen participando en política, aunque al mismo tiempo se observan por “fuera” de la política. Así formulado, la “política” aparece  como el sistema político-institucional al que hay que “llegar” como pueblo para ejercer plenamente el poder.

Más contradictoria resulta dicha afirmación cuando es pronunciada por organizaciones del campo popular que, a partir del kirchnerismo, son parte de la alianza político-social en función de gobierno.


Qué significa, entonces, el salto a la política

Dicho sintéticamente, el estado es la relación de fuerzas existente en un territorio, que se cristaliza en un conjunto de instituciones, que a su vez administran las fuerzas existentes. Por lo tanto, toda institución supone la objetivación de un proyecto político-estratégico.

Por ejemplo, a partir de que el proyecto financiero neoliberal se impuso, creó nuevas instituciones, leyes y políticas, modificó las existentes y destruyó otras: apertura comercial, privatizaciones, ley de reforma del estado, carta orgánica del Banco Central, la convertibilidad, ley de educación superior, ley federal de educación, etc. En un sentido más general, el estado del proyecto financiero neoliberal es la forma que adoptó la dominación del capital financiero y su conducción de un nuevo bloque histórico de los que “viven de los que trabajan” contra los que “viven de su trabajo”.  

La idea del “salto a la política”, desde la perspectiva que nos interesa poner en discusión, remite al hecho de que un proyecto político-estratégico pueda modificar a su favor la relación de fuerzas y cristalizarse en la conducción del estado. Es decir, que pueda proponer y desarrollar políticas públicas, impulsar nuevas sociabilidades que trastoquen los modos regulares de relaciones sociales, construir una nueva sociedad, etc. En definitiva, ser parte fundamental de las decisiones del estado que significa, a su vez, la construcción de otro estado.

Por lo dicho, todo proyecto político-estratégico supone la institucionalización por parte de la fuerza dominante de mediaciones que permitan su desarrollo. Ahora bien, cuando dicho proyecto se pone en cuestión y emerge una fuerza político-social contraria se produce una crisis, una suerte de tensión entre la fuerza emergente que busca crear nuevas instituciones acordes a sus intereses (por ejemplo, otra legislación laboral, otra política educativa, etc.), y las instituciones ya existentes.

Bajo esta óptica podría explicarse la crisis de 2001, esto es, se puso de manifiesto una disputa entre proyectos estratégicos de distintas fracciones del capital, a partir de lo cual se produjo un cambio de correlación de fuerzas –iniciado en 2002 y consolidado electoralmente en 2003— favorable a un proyecto productivo neodesarrollista bajo la conducción de los grupos económicos locales, con núcleo en la Unión Industrial Argentina, el Grupo Productivo (UIA, CAC, CRA, SRA) y el Movimiento Productivo Nacional como armado político transversal, cuyos máximos referentes eran Eduardo Duhalde y Raúl Alfonsín. Estos pugnan por la consolidación del Mercosur como mercado interno ampliado, la devaluación del peso, la pesificación de la economía, la intervención estatal y el capitalismo con valor agregado e inclusión social. El otro sujeto de la disputa estaba conformado por el proyecto financiero neoliberal e integrado principalmente por los bancos, las empresas de servicios privatizadas, ambos al girar sus ganancias al exterior proponían la dolarización de la economía con el consecuente aumento de tarifas. Este cambio en la relación de fuerzas evidentemente puso en crisis un conjunto de instituciones (como la batería de programas y planes sociales focalizados, ideas de autonomía de los espacios financieros, la convertibilidad de la moneda) mientras creó o restituyó otras (paritarias, políticas sociales universales, cooperativas, retenciones).

Esta disputa supuso la constitución de una alianza del Grupo Productivo con fuerzas del campo popular, con movimientos sociales y centrales de trabajadores que resistieron las políticas neoliberales en los 90’, dando lugar a un avance de estos intereses en el estado, en la influencia para la definición de políticas y en los contenidos nacionales-populares que fueron desarrollándose y fortaleciéndose en este proceso político. Vale aclarar que este proceso no siempre mantuvo el mismo ritmo, sino que este fue acelerándose según factores coyunturales.

Cuando el contenido social de la fuerza emergente es antitético del dominante, la crisis del Estado es orgánica. Lo que emerge es un nuevo orden social y, por lo tanto, un nuevo “estado”. Esto es lo que está en el fondo de la discusión actual, de la transición actual y de los distintos sentidos que se le da a la palabra profundización: mientras que para la UIA significa la profundización y consolidación del proyecto neodesarrollista-industrial, para las fuerzas del campo popular significa el avance hacia la “Justicia Social”.

En resumen, la premisa del “salto a la política” supone la posibilidad para las mayorías populares y sus organizaciones de intervenir en los lugares donde se toman las decisiones, que afectan su vida cotidiana, sus trabajos. Construir su comunidad como protagonistas centrales. Esta chance en la historia argentina fue posible con el peronismo, de ahí la importancia que este conserva en la memoria popular no sólo como reivindicación, sino como expectativa que recuperar y orientar la acción política.


¿Qué actores saltan?

Lo que “salta” a la política son el conjunto de grupos, fracciones y clases sociales populares excluidas o subordinadas. El salto a la política es del conjunto de los trabajadores, que pasan de una situación gremial y político-gremial para entrar en las luchas políticas por un proyecto de país, lo cual incluye al momento gremial y al político-gremial, los potencia pero los contiene dentro de una estrategia política.

El concepto de trabajadores es integral, refiere a “la clase de hombres que viven de su trabajo”, lo cual incluye a trabajadores obreros, técnicos, profesionales, científicos, changarines, etc.; que estén ocupados, subocupados o desocupados; sean activos o pasivos; se encuentren precarizados, flexibilizados, tercearizados, contratados como autónomos, etc.; o sean estudiantes, futuros trabajadores en formación.

La articulación del conjunto de los trabajadores y la constitución de su unidad estratégica en torno a un proyecto, hace a la constitución del sujeto histórico de la transformación, es decir, del sujeto con el cual transformar la sociedad, construir una nueva donde se trastoquen los modos de acumulación del capital, de dominación política y de constitución de subjetividades dominantes hasta entonces.

Dicho “salto”, como sucedió históricamente, implica a su vez la consolidación de una alianza social con los sectores de la pequeña y mediana producción, incluidos en el proyecto político-estratégico. Supone, en definitiva, un esfuerzo de articulación que permita superar identidades parciales en pos de la construcción de otras inclusivas.
     

¿Qué implica saltar?

El “salto a la política” implica la articulación de una agenda general incluyendo a una heterogeneidad de sectores. Es decir, construir un proyecto político estratégico para el conjunto de la sociedad, un plan desde el cual construir otra sociedad, o, en términos de la realidad  histórica nacional, profundizar el proceso de transformación popular que se puso en marcha con la crisis de 2001 y la derrota electoral del proyecto financiero neoliberal en abril de 2003.

En otro contexto histórico y bajo otras realidades, en plena Resistencia, el Programa de la CGT de los Argentinos del 1º de mayo de 1968 (siguiendo el desarrollo histórico de La Falda y Huerta Grande) fue parte de un proceso de salto a la política, en el sentido que venimos exponiendo. En el mismo, el movimiento obrero no se expresó meramente como resistencia, como negación a lo dominante, sino que pudo formular un programa justicialista para construir, a partir de la experiencia histórica del peronismo, un proyecto de sociedad forjado desde el propio campo popular.     

El desarrollo de un programa político –de cómo organizar economía, la educación, la salud, etc.– es el primer paso fundamental del salto a la política. No es resultado de un mero ejercicio intelectual. Es producto de una síntesis de la experiencia histórica y de un conjunto de prácticas que se multiplican y dan un salto cualitativo para pasar de la resistencia a un programa de estado. El punto de partida es la práctica misma y la crítica que brota de ella.

De ahí surge la necesidad de articulación de una fuerza, es decir, que el programa se vuelva fuerza político-social, salto a la política y pasaje de las ideas a la acción en donde las distintas fracciones del campo popular se encuentran descorporativizadas en lucha por un proyecto para crear una nueva comunidad política. Esto no significa que no luchen por sus problemas gremiales y políticos gremiales, sino que converjan en un proyecto político estratégico para el conjunto de la comunidad.

Por otra parte, todo proyecto político implica la articulación de ciertas “corporaciones” (en el sentido de entidades de representación de intereses) que se enfrentan a un proyecto político que implica la articulación de otras corporaciones. Es decir, en las luchas contra el proyecto neoliberal, la crisis de 2001 y la emergencia en 2003 del kirchnerismo implicaron la articulación de un conjunto de corporaciones tales como la UIA, CGT y Movimientos sociales (desocupados, trabajadores informales) versus ABA (Bancos extranjeros), privatizadas de servicios públicos, etc. Su articulación en un proyecto político estratégico implica la superación del mero momento económico-corporativo, el desarrollo de un proyecto de estado para el conjunto de la sociedad, el devenir de lo particular a lo general.   

Ello remite, necesariamente, a la formación de los cuadros, ya que el salto a la política implica que los cuadros gremiales o de los frentes sociales, que hasta entonces organizaban a su fracción en ese nivel pasen a hacerlo articulando a las distintas fracciones del campo popular en torno a un proyecto común. Esto es, organizar políticamente implica impulsar un proyecto de sociedad en términos prácticos pero también en términos ideológico-culturales.

Por lo tanto, el “salto a la política” implica el desarrollo de los cuadros políticos e ideológico-culturales, “realizadores y predicadores”, características que deben sintetizarse en una misma persona, que organiza a su fracción gremialmente y tiene esa experiencia de lucha y militancia (sociedad de fomento en barrios, sindicatos, centro de estudiantes, cámara de pequeños productores, etc.). Es decir, el carácter principal de la construcción debe orientarse de “abajo” hacia “arriba”, aunque exista una dialéctica entre ambos momentos. En caso contrario, se trata de un mero gerente de la política, que nunca organizó a nadie y por lo tanto su concepción no tiene nada que ver con una popular.

Ahora bien, no alcanza solamente con el desarrollo de un programa. Sin fuerza político-social con capacidad de lucha política ese salto a la política no tiene chances, ya que este existe en tanto puede cristalizarse en la práctica, en las relaciones sociales y en los territorios bajo otro proyecto político.

Esta fuerza de mayorías, nacional y popular, que articula a las distintas fracciones de los trabajadores y a las fracciones de la pequeña y mediana producción, es la que lucha en el plano político social (en la calle), en el plano político institucional (elecciones e internas de partido) y en el plano político-cultural (batalla de las ideas).

Sin esto, toda pelea electoral o por cargos –que es la forma restringida en que suele entenderse el salto a la política– debe estar subordinada a un programa de la profundización del proyecto nacional, popular y latinoamericano. Ello no depende de un líder y mucho menos de un grupo de técnicos que gestionen el orden dado. Más bien, es sólo producto del pueblo organizado, luchando y estableciendo nuevas prácticas desde el cual se construye el sujeto de la transformación para la profundización.

El salto a la política de las mayorías implica nuevas síntesis políticas, la construcción de una nueva identidad a partir de las identidades existentes en el campo popular, en las distintas fracciones que lo componen. En tanto es síntesis de las diferentes fracciones sociales descorporativizadas también lo es de sus distintas identidades.

El elemento central del salto a la política es que las mayorías populares construyan poder popular para organizar la comunidad política. Por ello, las mayorías no “adhieren” sino que están comprometidas, participando y organizadas en función de un proyecto propio.

Son estas mayorías quienes construyen los procesos populares. De ahí que se afirme que había peronismo antes de Perón. La fuerza de las mayorías populares es necesariamente anterior a su expresión político-institucional (en cargos, políticas de estado, consolidación de un movimiento político, etc.) por más que ello luego las refuerce y se establezca a partir de allí una relación dialéctica. Incluso con el gobierno del estado, no se puede ir más allá de lo que da la lucha, o el poder popular construido: “Si no triunfo en la lucha no llegaré muy lejos en la acción de gobierno”.   

En Resumen, sin lucha, sin construcción de poder popular, sin organización política de las mayorías populares, sin proyecto político que exista como realidad en la práctica territorial, sin “salto a la política” no hay posibilidad de profundización y consolidación del Proyecto Nacional Popular y Latinoamericano o de liberación nacional y social.

jueves, 22 de noviembre de 2012

El voto a los 16: un avance en los derechos políticos-civiles que reclama profundizar los derechos sociales




Gabriel Merino

La ampliación de la edad para votar a los 16 años es un gran avance democrático. A 100 años de la sanción de la ley Saénz Peña y a 65 años de la universalización real del sufragio a partir del voto femenino sancionado por Perón en 1947, la incorporación de mayores franjas juveniles a la participación electoral es un paso más en la dirección de enriquecer y hacer más inclusiva nuestra comunidad política.

La ampliación de la ciudadanía a partir del ensanchamiento de los derechos civiles constituye un paso importante en el camino de la democratización de la sociedad, siempre y cuando vayan acompañados de avances en los derechos humanos y sociales que impidan que los derechos civiles sólo queden en letra muerta. Este es un debate central desde el surgimiento mismo de la democracia, que hace a la diferencia sustancial entre democracia formal y democracia real y social.   

El debate y la participación política de los jóvenes son centrales para forjar un país para todos. Desde el golpe de 1976 y la imposición del proyecto financiero neoliberal, la juventud fue objeto de múltiples estrategias regresivas, con el objetivo de mutilar desde temprano a las generaciones populares que tendrían en sus manos conducir los destinos de la nación.

Los jóvenes militantes obreros, estudiantes, profesionales y campesinos que luchaban por una patria más justa fueron objeto primordial de persecución sangrienta. Luego, con la profundización del neoliberalismo, objetivos privilegiados de la nueva ética del consumismo, del individualismo, de la no participación, del “no te metas”, de la política no sirve para nada, etc., como forma de adoctrinar y excluir de la decisión sustancial de los rumbos de la nación a las grandes mayorías. Por otra parte, la juventud, especialmente la juventud pobre -multiplicada hasta el hartazgo con las políticas de destrucción de la producción, el estado y el trabajo- se erigió como objeto central y estigmatizado de la criminalización.

Ello trajo la fragmentación de la sociedad y, especialmente, de la juventud. La juventud pobre y obrera, tipificada como “pibes”, y la juventud de los trabajadores profesionales y sectores medios presentada como “adolescentes” o simplemente juventud, es la forma en la que se expresa dicha fragmentación y se divide el campo del pueblo. Atomizando a todos aquellos que viven de su trabajo y estigmatizando como peligrosos a sus fracciones más pauperizadas.

No por casualidad se vedó a la juventud la política, primero a la fuerza y luego a través de la batalla cultural.  Porque la participación y politización de la juventud es la salida estratégica para romper esta trampa y superar, a su vez, la trampa de cierto “progresismo” de poner a la juventud (especialmente de las fracciones más postergadas) como meros objetos de asistencia, separadas también del resto de los sectores que componen el campo del pueblo.   

Resulta fundamental romper con la concepción formalista de la democracia y problematizarla desde la centralidad de la vigencia plena de los derechos humanos y sociales para la vigencia completa de la misma. En este sentido, este avance para los jóvenes no puede soslayar la cantidad de jóvenes todavía excluidos, que se expresa en la alarmante cifra de quienes no estudian ni trabajan.

Según cifras de la CEPAL, en 2010 eran 900.000 los jóvenes en nuestro país entre 13 y 19 años que se encontraban en esta condición. Muchos, a pesar de la obligatoriedad de la secundaria que constituye otro gran avance legislativo en nuestro país, no pueden estudiar ya que no tienen las condiciones sociales suficientes para hacerlo. Por otro lado, es sobre los jóvenes donde principalmente recae el flagelo del desempleo, el trabajo en negro (que todavía afecta a más de la tercera parte de los trabajadores) y la explotación por tercerización que, como pesada herencia neoliberal de la dictadura, cercena los derechos básicos del joven trabajador. El asesinato de Mariano Ferreyra es paradigmático en este sentido.

Por ello esta ley del voto joven va a empezar a llenarse de más contenido y realidad cuando, por ejemplo, se avance sobre el proyecto de responsabilidad solidaria contra la tercerización como forma de precarización laboral. O cuando los jóvenes tengan un pleno acceso a la vivienda garantizado por un Banco Hipotecario estatal y para los trabajadores. O cuando se les garantice a los jóvenes un acceso al primer empleo digno. O cuando podamos avanzar y hacer cumplir plenamente la Ley 26.061 de Protección de los Derechos del Niño y de los Jóvenes, sancionada en 2006.

Ese es el camino de la profundización y el camino de la democratización plena. La democracia, en su sentido más profundo, es inseparable de la Justicia Social, que es creadora de ciudadanía. La democratización efectiva de la sociedad significa además del pleno ejercicio de los derechos civiles y la ampliación del sufragio, el pleno acceso a la vivienda, a la salud, a la educación, a la alimentación. Todo ello es lo que hace realmente efectiva la democracia.

Una democracia participativa, una democracia social, una democracia real es posible sólo a través de la justicia social.  

lunes, 8 de octubre de 2012

Día del guerrillero heroico y natalicio de Perón!


8 de octubre... Día del guerrillero heroico, por la caída del Che en Bolivia, y nacimiento de Perón. El día después del tremendo triunfo de la revolución bolivariana... Un día cargado de historia y de presente. Viva la Patria Grande de Nuestra América, en el camino de la liberación nacional y social!!!!


viernes, 28 de septiembre de 2012

Comenzó el Encuentro Nacional “Pensar la Profundización: juventud, Educación y trabajo”





Taller "Hacia un nuevo proyecto de Educación"


Se realizó el panel-taller sobre Educación del Encuentro Nacional “Pensar la Profundización” en juventud, educación y trabajo.  Expusieron Agustina Quiroga, socióloga y asesora de la dirección provincial de la Educación Secundaria; Andrés Mc Carthy, Investigador del Conicet y Doctor de la Facultad de las Ciencias Exactas de la UNLP y Victoria García Martín, Profesora de Historia y referente de la Educación CONAPLA y de la agrupación La Verde-SUTEBA.

Quiroga hizo un repaso del proceso del 2007 a la fecha sobre la dirección de la secundaria para implementar la ley provincial de Educación; que viene a derogar la ley  federal de Educación – a la cual definió como “expresión del momento neoliberal de nuestro país”-. Explicó que la tarea fue implementar esta nueva ley, que determina a la educación secundaria como obligatoria y que por tanto es responsabilidad del Estado garantizarla para todos los chicos. 
Esta ley se conforma en tres ejes: formación del ejercicio de la ciudadanía en el presente; formación para el trabajo - rompiendo con la dicotomía de las escuelas técnicas y bachiller- y formación para que se pueda seguir estudiando, profundizando conocimientos en educación superior.
Por su parte, Andrés Mc Carthy hizo un repaso sobre el espacio universitario y pensó los desafíos dentro de él. Asimismo sostuvo: “Los números indican que la educación universitaria es elitista”; en Alemania –el mejor de Europa- tan sólo el 2% de su población tiene formación universitaria,  reveló;  en Argentina –el mejor de América Latina- el 1,7% accede a la universidad.
La Profesora en Historia,  Victoria García Martín, analizó en que momento estamos en materia educativa. Describió al nuevo paradigma en América Latina con la ley de protección de los derechos del niño y los jóvenes, la cual considera a los niños y jóvenes como sujetos de derecho. “Esta ley también se enmarca en la normativa educativa, por lo que nada de lo que suceda en la escuela puede estar por fuera de esto”.  Advirtió que aunque está ley sigue sin efectivizarse en la mayoría de los derechos económicos y sociales de los niños y jóvenes, la ley en sí es “fantástica y es una pena que no se efectivice, porque garantiza la protección en condición de vulnerabilidad”.
“Decir que la educación secundaria es para todos, implica una batalla cultural y una militancia desde el plano ideológico. Lógicamente tiene que ir acompañado de medidas económicas”, afirmó Quiroga y añadió que debieron seguirse ciertas líneas de trabajo para garantizar la aplicación de la ley provincial de educación. Tales como fusionar escuelas, en el aspecto institucional y reforma y actualización de contenidos, en el aspecto curricular.  “Lo que hoy necesitamos son más políticas de inclusión”, remarcó la socióloga.
Asimismo, Quiroga destacó que se puede analizar la política educativa implementada desde dos condiciones. Primero, lo material que implica más chicos, se necesitan más aulas, más cargos docentes y para eso se necesita una actualización de la ley de financiamiento educativo. Segundo,  en lo simbólico pensar una escuela democrática implica “alentar y acompañar en términos de organización  de centros de estudiantes, acuerdos institucionales  de convivencia (similar al consejo directivo universitario), diseños curriculares, avanzar en la capacitación docente”, concluyó.
García Martín repasó las condiciones laborales de los trabajadores de la educación como la cuestión salarial: “si queremos la mejor escuela, tenemos que tener los mejores docentes”. También agregó que la salud laboral, la infraestructura y los equipos de orientación escolar son necesarios.  “No podemos estar postergando los derechos de miles de chicos, no podemos descansar en esto, tenemos que seguir insistiendo”, concluyó en este punto.
Para la referente en Educación de CONAPLA, dentro de los desafíos está ir hacia la justicia social y cuestionar quién debe hacerlo, si es el gobierno, un ministerio, las familias de los alumnos o los sindicatos. García Martín puntualizó: ”Cuál es el sujeto de la profundización, ahí planteamos que es el conjunto de la clase trabajadora, ya sea profesional, técnica obrera incluso si está desocupada”.
Por último, concluyó en que en las universidades tiene que haber más producción de conocimiento por la clase trabajadora y que sea sobre la practica sobre lo cual se construyan nuevas teorías. “Hoy el neoliberalismo no es sarmiento, no trabajan con viejas ideas, yo puedo seguir criticando a Mitre o a Roca, pero no son esas las líneas”, deslizó y añadió que hay que “luchar también por ocupar espacios, por militar, estudiar y discutir la producción de conocimiento”.  

Comenzó el Encuentro Nacional “Pensar la Profundización: juventud, Educación y trabajo”


Bajo la premisa pensar la profundización del Proyecto Nacional, Popular y Latinoamericano, comenzó, en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social, el encuentro organizado por CONAPLA.  Las delegaciones de Corrientes, Mar del Plata, Paraná, Tres de Febrero, Mendoza, Misiones y Capital Federal  se hicieron presentes en la ciudad, para debatir los tres ejes planteados: juventud, educación y trabajo.
La apertura, de la que participó el diputado Mario Oporto, se dio en el marco de la charla: “Educación pública y proyecto nacional – latinoamericano. Los  desafíos de la construcción de nuestra América”. También participaron Mariela Dachary de la Universidad Nacional de Misiones, Gabriel Merino Coordinador Nacional de CONAPLA y el Decano de la Facultad de Ciencias Económicas de Mar Del Plata, Daniel Pérez.

Dachary, quien es Secretaria de Bienestar estudiantil de la Universidad Nacional de Misiones, fue la primera en tomar la palabra y   destacó “la importancia  que tiene que la universidad deje de ser un espacio conservador, a donde sólo pueden acceder unos pocos  y la necesidad que se transforme en una institución del pueblo”.   Además habló sobre la convicción y certeza que tienen sobre el proyecto político de nuestro país, el que ha permitido grandes conquistas y que debería consolidarse en toda América Latina.
Luego fue el turno del Diputado Nacional  Mario Oporto, quien hizo mención al papel de la educación pública en la construcción de la unidad del continente y la necesidad en engrandecer el sistema educativo. “Es necesario ampliar la educación pública para que los profesionales salgan del pueblo y no de una elite que pueda pagarse los estudios en una universidad extranjera”, sentenció.

Oporto, también destacó la importancia de que los alumnos empiecen a mirar otros mapas y a leer otros personajes de la historia, como Manuel Ugarte, Artigas y Juan Domingo Perón, porque: “Hoy la clave es la construcción de un Estado industrial de bienestar y latinoamericano, que rescate a las mejores tradiciones nacionales y populares de América Latina”.  Acá el rol central lo juega la escuela pública, quien en palabras de Oporto “tiene que ser exitosa en la invención de la nacionalidad integral y capaz de construir una nueva América Latina”

Luego fue el turno del coordinador Nacional de CONAPLA, Gabriel Merino,  quien habló sobre la crisis del sistema educativo entendida  como una puja del proyecto popular y latinoamericano,  y un proceso de transición en América Latina. Merino indicó que: “El proyecto neoliberal intenta destruir la educación pública a través de la mercantilización, privatización y transnacionalización, pero tras la ruptura del mundo unipolar en el 2000, emerge Latinoamérica como bloque para pensar el futuro”. 



miércoles, 19 de septiembre de 2012

Programa del Encuentro nacional #pensarlaprofundizacion




“No queremos tropas “disciplinadas” que a todo digan “sí”. Queremos tener compañeros y compañeras que piensen, que nos digan la verdad, que tengan capacidad transgresora, que nos ayuden a equivocarnos lo menos posible. No queremos más la práctica del culto al individualismo, a la personalidad y a la teoría del jefe. Esas teorías que tanto daño le han hecho a la política. Quienes desde la lealtad se atreven a pensar y disentir, se diferencian en mucho de aquellos que ocultan con la obsecuencia la traición.”
 Néstor Kirchner
Encuentro de la Militancia.
11 de marzo de 2004

Fecha y lugar
El Encuentro Nacional // Pensar la Profundización: “Juventud, Educación y Trabajo para la Transformación Social” se realizará el 28 y 29 de Septiembre de 2012, en la ciudad de La Plata, Buenos Aires. Los paneles y talleres se realizarán en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social y en la Facultad de Psicología.
Destinatarios
 Estudiantes, graduados/as y trabajadores/as universitarios y terciarios; estudiantes secundarios; autoridades de las instituciones educativas; trabajadores/as de la comunicación, la salud, la educación, la industria, el trabajo social, la investigación, y otros; a organizaciones políticas, sociales, gremiales, culturales; a funcionarios e intelectuales.
Dinámicas de trabajo
 Proponemos las siguientes dinámicas: panel-taller, mesas de trabajo, actividades culturales, radio abierta, síntesis de debates y propuestas y difusión de conclusiones.Para generar espacios propicios para los debates y las propuestas de líneas de acción concretas, entendemos que el conocimiento es una construcción social, y no sólo es del plano de las ideas sino también de las prácticas.
Fundamentación. Objetivos
El Encuentro Nacional de Debate // Pensar la Profundización: Juventud, Educación y Trabajo para la transformación social se piensa como espacio de intercambio de ideas, que promueve el debate y diversos puntos de vista sobre la realidad social actual.
 El encuentro nacional tiene como objetivo fortalecer el diálogo entre diversos actores de la sociedad: trabajadores manuales, técnicos y profesionales, estudiantes secundarios y universitarios de todo el país.
 Es de nuestro interés desnaturalizar el discurso que desde los medios masivos de comunicación, los tanques de pensamientos que pertenecen a distintas fracciones financieras, tienden a profundizar buscando dividir y desorganizar el campo del pueblo. Entendemos que en la pregunta de cómo profundizar un modelo nacional y popular, lo que debe ordenar el debate -para no caer en contradicciones que hoy creemos secundarias- es la contradicción principal entre Proyecto financiero Vs. Proyecto Nacional Popular y Latinoamericano.
 Las temáticas a abordar en paneles y talleres buscan poner en debate el escenario actual de la comunicación, la cultura, la salud, la educación, el acceso a la vivienda y la integración social que sirvan para constituir una programa de trabajo que se asiente sobre las conquistas sociales realizadas del 2003 a la fecha, y busque avanzar en lo que falta construir para profundizar el Proyecto Nacional, Popular, Latinoamericano que nos permita consolidarnos como bloque regional y avanzar hacia una Patria Grande, Libre, Justa y Soberana.
Programa
 Viernes 28/9
10.30 Apertura: Educación pública y proyecto nacional-latinoamericano. Los desafíos de la construcción de Nuestra América. 
13.00 Intervención cultural
14.00 a 16.00 Panel-Taller: Políticas públicas en Salud Mental. Psicología, medicina y trabajo interdisciplinario en el abordaje de las problemáticas y las políticas de Salud Mental.
14.00 a 16.00 Panel-Taller: Hacia un nuevo proyecto de educación. Pensar la docencia, la extensión, la investigación y el desarrollo tecnológico desde un nuevo paradigma popular y latinoamericano. Avances y Desafíos.      
14.00 a 16.00 Panel-Taller: Los desafíos del pasaje de una economía financiera y dependiente hacia una economía industrial, integrada y social.
17.00 a 19.00 Panel-Taller: Comunicación y batalla de ideas. La comunicación en la encrucijada: la crisis del proyecto neoliberal, los avances de los procesos de democratización popular y sus contradicciones.                       
17.00 a 19.00 Panel-Taller: Acceso a la vivienda, derechos humanos-sociales y justicia social. Las políticas públicas, los planes existentes, los avances y los desafíos pendientes para pasar de la inclusión a la justicia social.

17:00 a 19:00  Panel-Taller: El resurgir de la cultura popular en el Cambio de Época Latinoamericano. La identidad y el sujeto histórico de la transformación desde la actualización del pensamiento nacional- popular en el Cambio de Época con protagonismo latinoamericano.
19.30  Cena y evento cultural
Sábado 29/9
10:30 Información, acreditación y organización de las Comisiones de Trabajo:
 1- Educación
2- Salud
3- Comunicación
 4- Trabajo y economía
5- Cultura
 11:00  Comisiones de Trabajo: Diagnóstico y Concepción (primera parte)
 13:30 Almuerzo
14:00  Comisiones de Trabajo: Ejes de trabajo para la profundización (segunda parte)
 16:30 Panel de Cierre: La Profundización del Proyecto Nacional, Popular y Latinoamericano
Contacto


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Prensa: Cecilia Vidone (0221) 15-5456947
Lucía Arana (0221) 15-5936958