viernes, 29 de junio de 2012

COMUNICADO DE PRENSA


26 de junio de 2012

"AYER FUE HONDURAS, LUEGO PARAGUAY, HOY VIENEN POR BOLIVIA”



Las organizaciones abajo firmantes, expresamos nuestro más enérgico repudio y condena al nuevo intento golpista que se se desarrolla en el hermano Estado Plurinacional de Bolivia.

Nos solidarizamos con el pueblo y gobierno boliviano, cuya voluntad democrática se intenta violentar y quebrantar por los poderes fácticos antipopulares y serviles a la estrategia del imperio para detener los procesos de avance del campo popular en toda la región latinoamericana.

El acuartelamiento de fuerzas de seguridad en decenas de cuarteles, el desconocimiento de los acuerdos tendientes a resolver las demandas sectoriales, y la confluencia de este reclamo con la demanda en el TIPNIS, son parte de una estrategia desestabilizadora en marcha.

Este accionar en Bolivia no se puede disociar de lo sucedido el viernes pasado en Paraguay, pais que ejercía la presidencia Protémpore del Mercosur; de los hechos acontecidos en la Argentina durante las últimas semanas, o con la intentona hace un mes atrás de montar una base “humanitaria” de los EE.UU. en el Chaco Argentino. Estos sucesos  son parte de un todo, la solapada estrategia yanki para desestabilizar a los gobiernos nacionales, populares, de claro contenido transformador en América Latina.

Llamamos a todas las organizaciones populares de la Patria Grande a estar alertas, unidas, organizadas y movilizadas en las calles, nuestras calles, prestas para defender este y cualquier otro intento destituyente contra nuestros gobiernos populares elegidos democraticamente por nuestros pueblos. Defender hoy a Evo Morales Ayma y al pueblo de Bolivia es defender el proyecto nacional y popular de la Argentina y de toda la región.


¡UNIDAD DE TODA LA GRAN PATRIA LATINOAMERICANA
PARA FRENAR EL GOLPE EN BOLIVIA!

Agrupación Libertador San Martín (Florencio Varela)
Agrupación Universitaria La Jauretche- UNAJ
Agrupación Victor Ballestero
ARRABAL
Asamblea de Juan B. Justo y Corrientes
Asociación Civil Huellas de Esperanza (Misiones)
Asociación Internacional de Refugiados Solidaridad
Biblioteca Popular Creando Horizontes Educativos – CHE
Central de los Trabajadores Argentinos – CTA
Centro de Estudiantes de la Universidad Nacional Arturo Jauretche
Comisión de Asuntos Internacionales de Carta Abierta
Comisión Política de la Iglesia Dimensión de Fe
Cooperativa de trabajo Federal Los Pibes
Cooperativa de trabajo Su Lavandería
Cooperativa de vivienda Covilpi
Cooperativa Hotel B.A.U.E.N.
Cooperativa Suyai (Zarate)
Coordinación Latinoamericana de Movimientos Territoriales Urbanos – CLMTU
Corriente Nacional Popular Latinoamericana – CONAPLA
Corriente Nacional y Popular 25 de Mayo – CNP 25
Corriente Política 17 de Agosto
El sur no espera
Encuentro Nacional Popular y Latinoamericano – Nacional
Espacio Carta Abierta
Federación Tierra y Vivienda – FTV-MILES
FM Riachuelo
Frente Transversal Nacional y Popular – FTNYP
Fuerza Militante
Fundacion Accion para la Comunidad
Fundación Habitat y Salud Urbana
Movimiento 22 de Agosto
Movimiento Agroalimentario Nacional – MANA
Movimiento Nacional Campesino Indígena – Vía Campesina Argentina
Movimiento Nacional Latinoamericanista Estudiantil – MILES-ENPL
Movimiento por la Educación Nacional – MENA
Movimiento Sanitarista Nacional – MOSANA
Organización Peronismo Militante
Organización Social y Política Los Pibes
Organización Voluntario Global
Partido Frente Grande
Periódico Resumen Latinoamericano
PI - Partido Intransigente
PSOL CABA en Frente Nuevo Encuentro
Pueblo Tango
Redes de Planificación Participativa y Gestión Asociada
Sabaleros del Remanso
San Telmo K
Segundo Centenario
Socialistas Para La Victoria
Tonadas

siguen las firmas...

Para sumar su adhesión, enviar correo a

lunes, 25 de junio de 2012

Repudio al golpe destituyente en la hermana república del Paraguay


El golpe institucional llevado adelante por el Partido Liberal de Paraguay el pasado viernes 22 de junio, que a través del vicepresidente Federico Franco, viola el principio de soberanía popular al deponer de forma oscura y sin ninguna garantía constitucional al presidente popularmente elegido Fernando Lugo, expresa la resistencia de la oligarquía terrateniente paraguaya expresada tanto en el Partido Liberal como en el Partido Colorado, en connivencia con los capitales transnacionales de los agronegocios.

El rechazo del presidente Franco por parte de los organismos multilaterales sudamericanos como la UNASUR y la Celac, y la sincronía con que fueron retirados varios embajadores sudamericanos del Paraguay, demuestra el avance en la consolidación de estructuras regionales que actúen de forma rápida y sincronizada frente a los golpes oligárquico-imperialistas.

La destitución de Lugo es un paso importante del imperio en su objetivo de impedir la profundización de las políticas de unidad sudamericana en áreas estratégicas, por eso mismo es un golpe al proyecto de emancipación de los pueblos de América Latina.

Por otra parte, la existencia de un plan de golpe de Estado, denominado Plan Tipnis, denunciada por el gobierno de Bolivia para derrocar al gobierno y asesinar al ministro y a miembros de las Fuerzas Armadas, se enmarca en los designios cipayos de los mismos sectores que vienen operando contra la organización popular latinoamericana. La maniobra incluye la articulación de reclamos sindicales y sociales, respaldados por el gobierno de La Paz, con acciones para enfrentar a diferentes fuerzas nacionales y generar escenarios de violencia.

Hoy se hace más que evidente que la única herramienta capaz de sostener los proyectos y gobiernos populares en el tiempo es el pueblo unido, organizado y en permanente movilización en la lucha contra el imperialismo y las oligarquías aliadas a sus intereses, en defensa de los derechos conquistados y avanzando con la agenda social profundizadora de los pueblos de nuestramérica.



Nota de opinión sobre el Golpe de Estado en Paraguay




Repudiamos enérgicamente el golpe institucional en Paraguay, perpetrado por las fuerzas oligárquicas e imperiales para frenar el proyecto nacional y popular en dicho país y debilitar el proceso de transformación e integración Latinoamericana.

El golpe de estado institucional en Paraguay no tiene nada de express, es un eslabón más en la cadena que enlaza a la guerra del Paraguay, a la dictadura cívico-militar de Stroessner y a la imposición salvaje del neoliberalismo que sufrió América Latina durante los 90', sobre la sangre de los trabajadores y el conjunto del pueblo.

El golpe de Venezuela en 2002, los intentos en la Argentina y Bolivia en 2008, el golpe de Honduras en 2009, las tentativas destituyentes en  Ecuador en 2010 son, entre otros, los hechos fundamentales que forman parte del derrotero destituyente que se cierne sobre los procesos populares en América Latina, y en el cual se enmarca el golpe en Paraguay.

La masacre de Curuguaty sirvió de plafón para dar el golpe. La misma se perpetró en la estancia de Morombí, propiedad del terrateniente Blas Riquelme, dueño de más de 70.000 hectáreas en ese lugar, en donde se asesinaron a 6 policías y 11 campesinos. Ellos eran parte de las familias sin tierra que ocupaban unas 2000 hectareas en el norte paraguayo, desesperadas por el desplazamiento y la creciente concentración de la tierra. Según los propios campesinos y las organizaciones solidarias, fueron francotiradores los que mataron tanto a unos como a otros, aprovechando el clima de tensión provocado por el desalojo de las familias campesinas y trabajadoras por parte de las fuerzas de seguridad, desencadenando a partir de allí y con asombrosa rapidez el golpe institucional.  

En el Paraguay, tan sólo el 2% de la población es dueña del 80% de la tierra; esta cifra que representa la decisión tomada y ejecutada de dejar a la mayoría de la población sin un sustento para vivir, es histórica. La guerra del Paraguay, conocida también como Guerra de la Triple Alianza, unió a las oligarquías de Argentina, Brasil y Uruguay en un conflicto bélico que azotó al pueblo paraguayo entre 1864 y 1870, dejándolo con su población masculina devastada. Fue una guerra  planificada por Gran Bretaña para dividir definitivamente y sangrientamente a las “provincias unidas de sur” y eliminar al primer país industrializado de América Latina. Los bancos británicos Baring Brothers y Rothschild financiaron el genocidio por el cual la población paraguaya pasó de 1.500.000 a 250.000, de los cuales sólo 28.000 eran hombres. Además, el préstamo de 200.000 libras otorgadas al Paraguay por los bancos británicos para pagar la indemnización por perder la guerra, terminó costando 3.220.000 libras esterlinas. A su vez, la argentina mitrista se apropió de 100.000 kilómetros cuadrados de territorio paraguayo y la oligarquía brasilera de unos 60.000. Los grandes terratenientes paraguayos aliados con los vencedores consolidaron su dominio a partir de allí. Como siempre, el beneficio del imperio primó por sobre el derecho de los pueblos a vivir en paz y por sobre los lazos al interior de América Latina.

Más tarde, la dictadura de Alfredo Stroessner, quien ejerció el gobierno de facto entre 1954 y 1989, terminó de garantizar la instalación del terror y de la exclusión. Stroessner, firme socio de la CIA y de Pinochet, fue uno de los ejes fundamentales del Plan Cóndor: desde el Paraguay siguió las órdenes de Washington para derrocar a Allende y luego colaboró con las dictaduras de todo el cono sur. Antes de dejar el poder repartió tierras entre sus aliados, dejando un vacío en el campesinado paraguayo que hasta hoy no ha sido saldado.


En las últimas décadas, el proyecto financiero global ha desarrollado fuertemente sus intereses en Suramérica en torno a los agronegocios. El salto tecnológico, permitió la expansión de la frontera agrícola e impresionantes saltos en productividad, en un mundo con fuerte demanda de alimentos. Las multinacionales de la biotecnología y comercializadoras mundiales como Monsanto, Cargill, Bunge y Louis Dreyfus consideran a la región como espacio estratégico para la producción y el Paraguay (cuarto exportador de soja del mundo) es central para profundizar dicho plan. En ese país, son el campesinado, los trabajadores rurales y las organizaciones populares los que resisten este avance y, por lo tanto, los enemigos de la vieja oligarquía terrateniente aliada a las trasnacionales en este modelo de desarrollismo dependiente agroalimentario exportador. Eso nos deja una enseñanza: ceder poder a las transnacionales a cambio de un supuesto desarrollo y profundizar ciertas alianzas tácticas con los grandes poderes globales, termina destruyendo los procesos populares.  

Fernando Lugo asumió la presidencia de su país en agosto de 2008 con el 40% de los votos, dando inicio al primer gobierno popular luego de 60 años de perpetuidad del Partido Colorado en el poder. Aprovechando la debilidad del gobierno, que incluye a fuerzas conservadoras del partido liberal, así como cuadros provenientes del partido colorado, y por la incapacidad para satisfacer las demandas populares que le den mayor sustento social, las fuerzas neoliberales volvieron al ruedo para retomar el poder político en términos absolutos. Especialmente de cara a las elecciones presidenciales de abril del año próximo en donde las fuerzas nacionales, populares y latinoamericanas tenían condiciones de avanzar. Operaron el enfrentamiento, generaron la provocación desde adentro y desde afuera del gobierno y, acto seguido, desplazaron al presidente a través de un juicio político express. El vicepresidente Federico Franco, del Partido Liberal, asumió el poder.  

El “Cobos paraguayo” es el nuevo presidente, a quien ni su propio pueblo ni los representantes de los distintos países de Latinoamérica piensan legitimar. Este era el plan para la argentina en 2008 pero las fuerzas populares, el movimiento obrero organizado, las organizaciones sociales y sectores estudiantiles no lo permitieron.

En Paraguay, la maniobra de desalojo a los campesinos que sirvió como excusa para la destitución recuerda a la masacre de Pando en Bolivia, cuando en septiembre de 2008 se torturó y asesinó a 12 campesinos. En esa ocasión, quiso culparse a Evo de los delitos cometidos, generando a nivel nacional un fuerte intento de desestabilización del gobierno. También en ese caso, como ayer frente al congreso en Asunción, fueron policías contra campesinos quienes se enfrentaron, situación que aprovecharon para operar las fuerzas de la reacción. Esto recuerda la importancia estratégica de la máxima instalada por Néstor Kirchner de no reprimir la protesta social, sino encauzarla a través de la política y la profundización del proyecto popular mediante la inclusión de las demandas populares. En este sentido, en Paraguay y en los países de la región resulta fundamental avanzar en planes de Reforma Agraria y re-distribución de la tierra, en instrumentos estatales como las Juntas Nacionales de Granos y el control del comercio exterior, así como en el desarrollo soberano de biotecnología a través de agencias públicas.   

La conciencia histórica, la batalla cultural y la organización popular son las herramientas que tenemos las grandes mayorías populares para hacer frente a quienes quieren hacer retroceder las conquistas populares y obligarnos a ser una colonia exportadora de alimentos mientras en nuestros pueblos todavía hay hambre. Comprender este atentado al pueblo paraguayo como un golpe contra toda la región es crucial para responder de manera firme y unívoca. La lucha de los pueblos latinoamericanos ha cristalizado en la creación y consolidación de la UNASUR, la CELAC y el ALBA, instituciones que reflejan la voluntad popular en la medida en que el pueblo consciente, organizado y movilizado esté en las calles para defenderlas y profundizarlas. 

Viva el pueblo paraguayo!!!
Viva la unidad popular Latinoamérica!!!

23 de junio de 2012

lunes, 18 de junio de 2012

Escenario económico, dólar e inflación: puja de poder y puja distributiva


Por Lic. Gabriel Merino, CEFIPES (Centro de Estudios Formación e Investigación en Política Economía y Sociedad), CONAPLA.  


El escenario económico

El escenario económico de la Argentina en 2012 no es catastrófico, como parecen querer instalar algunos economistas, periodistas y medios de comunicación, deseosos de que la crisis global golpee con toda su fuerza en nuestro país para generar las condiciones del cambio de rumbo. Sin embargo, también es necesario señalar, que este año no se va a crecer a la misma velocidad en que se lo venía haciendo y que existen problemas que impactan sobre el bolsillo de los trabajadores.

Gran parte de la economía mundial está parada producto de la crisis global, que tiene como trasfondo una lucha de poder entre los distintos bloques mundiales y sus proyectos políticos estratégicos, y se manifiesta como profunda crisis capitalista. La agudización de la crisis europea, con la posibilidad de la salida del euro de Grecia, la profundización de la crisis en España asediada por los “mercados” con centro en la city de Londres, la continuidad de la estrategia germana de centralizar el gobierno y continuar su política de ajuste,  y el desencadenamiento de la explosión del euro, es parte de esta lucha.

Como también son parte de esta lucha los crecientes enfrentamientos militares en medio oriente, ahora con epicentro en Siria, y con la amenaza de la OTAN conducida por las fuerzas anglo-americanas (EE.UU y Gran Bretaña) de desatar una guerra contra Irán. De concretarse, esto se produciría un escenario bélico de escala mundial, ya que tanto China como Rusia se verían obligados a actuar en defensa de su aliado, Irán, algo que ya está sucediendo con Siria, que sería es eslabón anterior a derribar. Sin embargo, las iniciativas contra Al-Assad llevadas al Consejo de Seguridad no prosperaron por el veto de China y Rusia, principales aliados del régimen.

Este es el mundo en que vivimos, en donde en el imperialismo financiero desata guerras y crisis, y quieren hacer pagar a los pueblos.   

La Unión Europea está estancada con un 0% de crecimiento en el último trimestre. Estados Unidos, no puede salir con fuerza de la recesión y sube el 2,2% con perspectivas poco alentadoras. El desempleo se mantiene en niveles elevadísimos ya que el gran capital aumenta su productividad para fortalecerse en la guerra económica produciendo más o lo mismo que antes con menos trabajadores. Incluso, a los ocupados que quedan les rebajan los sueldos, lo que aumenta las transferencias de riqueza de los trabajadores al gran capital concentrado, deprimiendo el consumo popular. Sube la tasa de explotación en todo el mundo “desarrollado”, y por ello el plan de ajuste europeo.

Si a este escenario sumamos que China está desacelerando el crecimiento y que Brasil, el principal socio comercial de la Argentina, creció apenas el 1,6% en el primer trimestre, podemos concluir que el contexto económico internacional de este año es complicado. En base a ello, y a algunas cuestiones internas, se observa una desaceleración que significará una tasa de crecimiento estimada de entre el 3% y 4% anual, con lo cual el segundo semestre estaremos creciendo a sólo el 2%.  

Sin embargo, el contexto general de oportunidad histórica favorable para los pueblos se mantiene y se profundiza en la medida que los centros de poder mundial se debilitan y fracturan, y por otra parte, avanzan las fuerzas populares.    



La fiebre del dólar y las cuentas nacionales 

Para analizar la fiebre del dólar es preciso tener presente varios componentes:

Fuga de dólares, o la salida de los dólares del circuito productivo, ya sea porque se van afuera o abajo del colchón. El año pasado la fuga fue aproximadamente de 21.504 millones de dólares. Este es el componente central a tener en cuenta en el análisis.  

Extranjerización de la economía. De las 500 empresas que más facturan en el país, 324 son extranjeras. En 1993, ya avanzado el plan de concentración y extranjerización de nuestra estructura productiva iniciado en 1976, las empresas extranjeras sumaban 219 entre las primeras 500 (INDEC). En el 2003, éstas sumaban 340, por lo que se ve una leve modificación de la tendencia, pero sin cambio sustancial en la estructura económica y sus actores dominantes. Por lo menos hasta la expropiación de YPF, que puede marcar un punto de quiebre estructural.

Como consecuencia del mantenimiento de dicha estructura económica dependiente (que al impedir la independencia económica, imposibilita la profundización de la soberanía política y la justicia social), la salida de utilidades durante 2010 fue de 7.159 millones de dólares y en el 2011 se ubicó en 7.330 millones de dólares según el INDEC. En el contexto de crisis financiera global, las empresas extranjeras profundizan el envío de fondos hacia sus accionistas principales para recomponer sus recursos financieros en medio del vendaval, agravando la salida de dólares de nuestro país, que no es otra cosa que riqueza producida por nuestros trabajadores. 


Por otra parte, guiados por la rentabilidad financiera, dichas empresas no funcionan en función de las necesidades del país, de lo que es necesario invertir para ampliar la oferta de productos ante una demanda creciente y de la necesidad de producir localmente bienes industriales. Ello presenta una contradicción insalvable para el proyecto nacional, popular y latinoamericano.      



Balanza comercial, balanza de pagos y situación fiscal. Como a lo largo de todos estos años, la balanza comercial (el saldo entre lo que exportamos y lo que importamos) sigue siendo positiva y constituye la principal fuente de divisas (dólares) de la Argentina. Durante 2011 dicho saldo fue de 13.540 millones de dólares, apenas inferior al de 2010 (14.266) producto del creciente aumento relativo de las importaciones. Pero si se tiene en cuenta el conjunto de rubros de la balanza de pagos, que computan lo que entra y sale de la Argentina (los dólares que egresan e ingresan por turismo, por regalías, por fletes y por utilidades y dividendos) el superávit fue de apenas 17 millones. Es decir, quedamos hechos, ya no hay más superávit.

Además, al haber una inflación del 22,7% (CENDA, IPC siete provincias, octubre 2011) y una devaluación del peso de no más 10% con respecto al dólar, nuestras exportaciones se encarecen mientras que las importaciones se abaratan, afectando el superávit comercial. Vale aclarar igualmente, ante los agoreros devaluacionistas, que el tipo de cambio real multilateral si bien ha desmejorado sigue siendo favorable para la Argentina.  

El crecimiento de las importaciones se acelera con nuestro crecimiento económico e industrial. Al tener una estructura productiva dependiente y desintegrada, la Argentina necesita importar grandes cantidades maquinarias y equipos, bienes intermedios y distintos insumos cuando su industria crece. Un ejemplo es la industria automotriz, en donde además de no existir terminales nacionales y significar una industrialización dependiente encabezada por multinacionales (que obviamente es mejor que nada para los trabajadores), sólo el 23% de las autopartes se produce localmente y sólo el 9% de las autopartes las producen empresas de capitales nacionales.

En este sentido, en el rubro manufacturas de origen industrial en 2011 tuvimos un déficit de 30.000 millones de dólares producto de las crecientes importaciones, a pesar del crecimiento que durante estos años se tuvo en las exportaciones industriales (hoy un tercio de las exportaciones argentinas).

Por lo tanto, las divisas generadas producto de la renta extraordinaria de la tierra, más importantes aun por los impresionantes precios internacionales de los productos del agro, tienen  un límite a la hora de equilibrar las cuentas de nuestro país y proveernos de dólares para el desarrollo industrial. Se vuelven imprescindibles políticas que profundicen y cambien rotundamente la estructura productiva argentina: industrialización, nacionalización, desarrollo tecnológico nacional, conformación de núcleos estratégicos de desarrollo tecnológico-industrial a partir de una política de recuperación de las industrias estratégicas desde el estado. Siguiendo el ejemplo de la industria automotriz, este era el sentido profundo de la creación en 1952 durante el gobierno peronista de IAME  (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado). En nuestra historia como movimiento nacional y popular, tenemos buena parte de las pistas para resolver los problemas presentes.    

En este marco, durante los últimos meses se desplegaron políticas de bloqueo a las importaciones para frenar las compras al exterior y mejorar el superávit comercial. Ello fuerza la sustitución de importaciones, lo cual es positivo; aunque sin plan puede traer problemas de faltante de insumos para la producción. Pero esto último no está sucediendo, y ello es lo central para el trabajador. Igualmente, lo central de la sustitución de importaciones es, como dijimos anteriormente y como nos enseña nuestra historia, desarrollar desde el estado los núcleos productivos de alto valor agregado alrededor de los cuales se desarrollan las pymes y cooperativas nacionales como proveedoras, rompiendo su absoluta dependencia con las transnacionales y multinacionales. Otro ejemplo en este sentido se encuentra en el desarrollo de un Plan Naval, que profundice la recuperación de la industria naval nacional, impulsado por el Foro Naval Argentino.

Ahora bien, a este cálculo de las cuentas con el exterior, debemos agregar los recursos que entran y salen del estado. En abril de 2012, el superávit fiscal primario fue de 1061 millones de pesos, un 46% menos que en igual mes de 2011. Si se descuentan los pagos de la deuda pública, se pasa a tener un déficit de 1863 millones para abril. En términos generales, seguimos teniendo superávit primario (el estado recauda más de lo que gasta) pero por el pago de la deuda pública las cuentas pasan a ser levemente negativas. Igualmente, el déficit fiscal de la Argentina comparado con el de los países “centrales” es ínfimo. Si proyectamos el número de abril tenemos que representa el 1,24% del PBI y un punto más si sumamos las provincias. Es importante aclarar que, si no se contaran las transferencias de recursos que hacen el Banco Central, la ANSES y el PAMI al Tesoro Nacional, el déficit sería bastante mayor.

En conclusión, los números no son lo que eran, aunque tampoco estamos en una situación límite o pre-catastrófica, que explique per se el movimiento del dólar.   


La fiebre del dólar

La locura desatada en torno al dólar no se justifica necesariamente por los números de la balanza comercial y la situación fiscal mencionados anteriormente. Tampoco puede justificarse en que el dólar está barato, ya que si bien el peso se revaluó con respecto a años anteriores y ello puede hacer presión, una cosa no implica necesariamente la otra. De hecho, en los años anteriores el real brasilero se apreció notablemente frente al dólar y ello no trajo una corrida hacia la divisa norteamericana en Brasil. La reciente devaluación del real puede agregar presión devaluatoria sobre el peso por parte de los sectores productivos, aunque no por si misma desatar la fiebre dolarizadora. Tampoco el movimiento de pequeños ahorristas, que no mueven el amperímetro, explica la corrida. 

En realidad, el factor determinante es la fuga de capitales y al extranjerización de la economía. El número que poníamos al principio de los 21.504 millones de dólares fugados es bastante representativo en este sentido. En este escenario, y con el debilitamiento de la fortaleza de las cuentas públicas en un escenario internacional de crisis, lo que ponen en juego algunos grandes jugadores es la moneda nacional. Ellos son los que pueden fugar en esa cantidad y organizar corridas cambiarias y financieras. Lo que está en juego es un proyecto político estratégico.

La moneda es un instrumento central de poder. Como institución, como mediación, está en relación a una correlación de fuerzas entre proyectos políticos estratégicos. Por eso en 2001, se puso en juego la antinomia dolarización vs pesificación, ya que la dolarización y la constitución del ALCA  representaba la etapa superior del proyecto financiero neoconservador en Argentina, conducido por los grandes intereses americanos (con centro en EEUU). De hecho, ya estábamos en gran medida dolarizados, la dolarización era la desaparición definitiva del peso (como se hizo en Ecuador).

El control de la moneda hace al control del territorio. En Europa, la caída del euro significa el fin del bloque de poder del eje conformado por Alemania y Francia, y el triunfo de los intereses financieros angloamericanos. Ese es uno de los elementos centrales para entender la crisis europea. De igual forma, acá lo que está en juego es si tenemos moneda propia o seguimos pensando, actuando e intercambiando bajo la hegemonía del dólar.

El problema es si para la pesificación de la economía tenemos un plan propio o actuamos solamente como respuesta a las corridas cambiarias y financieras producida por los grandes jugadores (que no por casualidad se desataron en octubre del año pasado), cerrando el mercado cambiario y provocando de hecho un desdoblamiento del tipo de cambio (tipo de cambio oficial, tipo de cambio ilegal o “blue”, y “contado con liqui” o dólar para la fuga). No es un problema la respuesta en sí misma, que de hecho es lo que hubo que hacer para parar con la corrida. Pero la clave es tener un plan y pesificar completamente la economía, como medida central de independencia económica.
  
Componente ideológico-cultural. Hay un componente central, que es el ideológico-cultural. Entre el golpe de mercado hiperinflacionario de 1989 llevado adelante por los “acreedores extranjeros” (del capital financiero transnacional) y la crisis de 2001, con el llamado corralito, por el cual los grandes bancos se quedaron con el dinero de los ahorristas, el terror a la pérdida de los ahorros y a las devaluaciones bruscas de la moneda está presente muy fuertemente en los sectores medios. Eso hace más proclive la entrada en pánico y la adhesión de los minoristas a la corrida. A ello hay que sumarle, la influencia cultural colonizante en detrimento de la moneda nacional y a favor del dólar, que se exacerbó a partir de los 90’ cuando Bush padre y el bloque de poder americano proyectan el plan ALCA con el objetivo de consolidar el dominio sobre el patio trasero.       



Inflación. En 1953 Perón otorgó poder de policía a los sindicatos para supervisar y controlar los aumentos de precios. También esa parecía ser la perspectiva de Néstor Kirchner cuando alentó la Ley de participación en las ganancias para los trabajadores, que además de ser una medida distributiva, implica que los trabajadores accedan a la estructura de costos-precios de las empresas.

Y esto no es casualidad, ya que los aumentos de precios en la Argentina bajo los gobiernos populares tienen un fuerte componente de puja distributiva. Es decir, a medida que los trabajadores mejoran su poder de compra y aumentan su participación en el ingreso nacional, los empresarios, especialmente el gran capital monopólico que tiene los mercados cartelizados, responde con aumento de precios para recuperar su extraordinaria rentabilidad. Basta ver los aumentos automáticos de los alimentos cada vez que se aumenta la asignación universal por hijo para comprobar esta realidad. Esto demuestra que el control de precios a través de la secretaría de comercio tiene un alcance limitado y de corto plazo. El camino hacia la solución de la inflación es la desconcentración de la producción, y el aumento de la producción y la inversión, lo cual se garantiza con la participación de los trabajadores, políticas de estado y recuperación de las industrias estratégicas.  

Si el origen central de la inflación es la puja distributiva, no tiene sentido encarar su solución solamente mediante control de precios. Y menos aun, con rentabilidades extraordinarias por parte de la cúpula empresarial durante todos estos años, intentar apaciguar dicha puja distributiva poniendo un techo a la paritaria que significa una pérdida real del poder adquisitivo del trabajador y, por lo tanto, un aumento de esa rentabilidad extraordinaria. Además, esa pérdida del poder adquisitivo real de los trabajadores impacta negativamente sobre la actividad económica.

Una cuestión central es observar que como la inflación es por puja distributiva, por más que se crezca menos y se enfríe un poco la economía, esta no va a desaparecer. Según el CEPED, en 2010 la participación en el PBI por parte de los trabajadores fue del 41,4%. Dicho porcentaje estimamos que aumentó un poco más durante 2011, en continuo ascenso luego del piso de 2002. Esto muestra objetivamente el estado de distribución de la riqueza y la correlación de fuerzas entre el capital y el trabajo (así como, indirectamente, entre capital y pequeña empresa). En tanto la producción este concentralizada y oligopolizada, el gran capital va a apuntar a hacer retroceder el porcentaje de riqueza que va al bolsillo de los trabajadores aumentando los precios por más que se achique el consumo. Esto ya lo hicieron históricamente, como en los 80’.      

Por otra parte, como consigna un reciente estudio del CIFRA, mientras el salario nominal se incrementó un 96,6% y el índice de precios al consumidor creció un 75,9%, el mínimo no imponible tuvo un aumento de sólo 44 por ciento. Ello, sumado a la no actualización de los topes a las asignaciones familiares y a que el cierre de las paritarias está empatando al índice de inflación o en algunos casos está por abajo, implica un ajuste para los trabajadores. Sin embargo, a pesar de dicha cuestión, los aumentos de precios no se detienen como deberían.   

Por ello, en vez de pedir solidaridad a los trabajadores que mejor están con respecto a los que peor están, sin modificar estructuralmente un sistema tributario regresivo heredado de los 90’, la clave es que el capital concentrado que tuvo ganancias extraordinarias durante estos años se “solidarice” con el conjunto del pueblo en un momento de crisis. Ya que, por otra parte, dichas ganancias extraordinarias tampoco significan, necesariamente, mayor inversión y mayor producción, como pretenden creer ciertos neo-desarrollistas. Tampoco es un problema de apriete para que lo hagan, que puede traer soluciones de corto plazo, sino que hay que es un problema del actor: hay que modificar el actor sobre el cual se construye un nuevo modelo de acumulación.    




La interna de la CGT

La ruptura de la CGT,  en realidad debería leerse, en parte, como construcción de una fractura, en tanto un conjunto de actores que no venía participando de la CGT, y algunos de los cuales incluso habían armado otra CGT (la Azul y Blanca, de Barrionuevo), fueron impulsados a volver a escena, a ir por la CGT oficial.
En las editoriales en letras de molde se habla de fractura cual si fuera nueva, ya que a ello se está jugando de hecho, por acción u omisión. Por si fuera poco, la viceministra de trabajo, Noemí Rial (puesta allí por Eduardo Duhalde y Graciela Camaño en 2002) le genera las condiciones a los gordos, barrionuevistas y aliados para fracturar la CGT, anunciando públicamente la intervención del Ministerio de Trabajo en caso de formalizarse las denuncias hechas por los gordos. Es decir, el gobierno cambia la postura y le genera condiciones para la fractura, en el mismo momento en que este sector estaba completamente debilitado ante el avance por sus cauces estatutarios de la convocatoria al Congreso para la elección de autoridades luego de la reunión del Comité Confederal.  
El gran problema que se presenta guarda estrecha relación con el diagnóstico anterior. Al debilitarse el movimiento obrero organizado, dividirse, y golpear sobre la fracción más avanzada al interior de la CGT, comprometida históricamente con el proyecto nacional popular y latinoamericano, se debilita el conjunto de los trabajadores en la puja distributiva y el empresariado aprovecha para avanzar. Pero se juega con fuego porque ello puede descarrilarse, destruyendo el ciclo virtuoso que se daba año a año por el cual los trabajadores avanzaban progresivamente en la distribución de la riqueza. Además, encarar la nueva ola de la crisis global con la agudización de las contradicciones secundarias al interior del movimiento nacional y popular, revitalizando a los actores que son parte de otro proyecto, no es de lo más recomendable.   


La profundización

La tensión entre el gobierno y la CGT se puede analizar en dos niveles, lo cual también es trasladable a otros actores. En el nivel del proyecto político estratégico de país, en donde se juegan los pasos de la profundización popular, vemos que dicha tensión desaparece en tanto el gobierno adopta medidas en tal sentido. Esto puede observarse tanto con el cambio de la Carta Orgánica del Banco Central, que rompió con el andamiaje neoliberal construido por Cavallo en 1992, como con la estratégica expropiación de YPF, a partir de lo cual plantear una nueva matriz energética nacional para el desarrollo de nuestras fuerzas productivas.

También es de este plano de fondo las tensiones que aparecen en la superficie, ya que fue sobre la agenda de la profundización levantada por los sectores populares, diferenciada de los  actores empresariales locales que son parte de la alianza de gobierno, que comenzaron a agudizarse las tensiones. Sintetizar estas posiciones, con el conjunto de actores que las encarnan, con las ansias de profundización que estallaron después del triunfo de Cristina, es un problema central. Es en el nivel político superficial en donde dichas contradicciones aparecen como peleas personales, de lugares institucionales o de “género”.

La agenda de la profundización se dibuja con claridad a partir de las tareas que se vuelven imprescindibles resolver para sostener y avanzar con el proyecto nacional.
La corrida del dólar podrá restringirse en el corto plazo pero sólo es posible resolverla estructuralmente re-nacionalizando nuestra economía. A partir de allí, se refuerza la pesificación en tanto la moneda es una relación de fuerzas que se sostiene en base al poder de quien la emite y le da su valor. En este caso, nuestras fuerzas nacionales.

En este mismo sentido, la inflación, cuyo fondo es la puja distributiva, sólo podrá resolverse con un movimiento obrero fuerte, aliado a los sectores de la pequeña y mediana producción en contra del capital concentrado, pujando por la desconcentración de la  economía y la distribución de la riqueza. La ley de participación en las ganancias es una medida central en esta dirección.

Lo mismo puede decirse, aunque no lo hayamos analizado en esta oportunidad, de la cuestión agro-pecuaria. Con una nueva Junta Nacional de Granos podremos resolver la subordinación económica y política del pequeño productor al gran capital de los agro-negocios y los grandes terratenientes.

Resulta imprescindible una reforma tributaria progresiva que destruya el sistema tributario neoliberal aun vigente, que cobre más a quienes más poseen y no al pueblo trabajador. Como también una nueva ley de entidades financieras que recupere totalmente el sistema financiero, el ahorro de los argentinos, para que se vuelque en beneficio del conjunto del pueblo.

De esta forma se disiparán las tensiones en el campo del pueblo y seguiremos profundizando el Proyecto Nacional Popular y Latinoamericano.