Como
siempre hemos manifestado, la lucha en Nuestra América es entre la integración
regional autónoma del MERCOSUR, la UNASUR y la CELAC para seguir avanzando
hacia un bloque de poder regional, para construir soberanía y Justicia Social;
o, por otro lado, la integración dependiente (Alianza Pacífico) para mantener a
nuestros países bajo el poder de las corporaciones financieras globales y el
poder transnacional, despojando a nuestros pueblos de sus riquezas y ampliando
la pobreza y la desigualdad.
Hoy,
para superar la crisis mundial que vivimos, el poder financiero transnacional,
los grandes bancos y corporaciones, los grandes poderes mundiales y locales del
capitalismo salvaje quieren quedarse con la riqueza de los pueblos, para ello
deben despojarnos de nuestros recursos y controlar nuestros países, deben
construir un mundo a su imagen y semejanza como lo hicieron en Argentina entre
1976 y 2002.
Pese a
las políticas anunciadas para desregular el Comercio Exterior de Argentina,
controlado en un 92% por un puñado de diez trasnacionales; nuestra bandera
continúa siendo la de NACIONALIZAR AL COMERCIO EXTERIOR.
Que
nuestro comercio exterior, especialmente el agropecuario, fuente fundamental de
divisas, esté en su mayor parte controlado por grandes empresas transnacionales
constituye un problema fundamental para nuestro desarrollo. Ya sufrimos en
varias oportunidades las maniobras especulativas y presiones devaluatorias que
hacen los dueños de los agronegocios al no vender la cosecha y no liquidar las
divisas.
No son
menos que golpes de mercado contra el pueblo trabajador. Además, controlando la
biotecnología (Monsanto, Dupont, Dow, Sygenta, etc.) y el comercio exterior
(Cargill, Bunge, Dreyfus, ADM, etc.) se apropian de gran parte de la renta
extraordinaria del suelo Argentino. A ello debemos sumar la evasión y
operaciones de triangulación para evadir impuestos, facilitada por la red de
puertos privados.
Por
elllo sostendremos la necesidad de crear una comercializadora Estatal, al igual
que una biotecnológica propia, y avanzar hacia un nuevo Instituto Argentino
para la Promoción y el Intercambio que nos permita controlar el comercio
exterior e invertir en el desarrollo productivo e industrial del país la renta
extraordinaria de la tierra.
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