jueves, 23 de mayo de 2013

Por lo que conquistamos, por todo lo que falta


“A la Militancia: Tenemos que volver a reconstruir el espacio de los militantes, de los cuadros, tenemos que volver a valorar la política. No queremos que se repita la mecánica casi empresaria de la política que tiende a acomodarse de los amigos y de los compañeros para utilizarlos en cuestiones electorales. No queremos tropas “disciplinadas” que a todo digan “si”. Queremos tener compañeros y compañeras que piensen, que nos digan la verdad, que tengan capacidad transgresora, que nos ayuden a equivocarnos lo menos posible.”NK


En el 2003 se inicia una nueva etapa política en Argentina, que es parte de un cambio de Época. Lo central de este nuevo momento histórico es que los pueblos dejan de estar a la defensiva, resistiendo contra el proyecto financiero neoliberal, y pasan a la ofensiva. Es decir, ahora las luchas de los pueblos son por ganar el terreno perdido, re-conquistar derechos avasallados, redistribuir la riqueza a favor de las grandes mayorías y desarrollar un proyecto político estratégico propio para conducir el estado.

El triunfo de Néstor Kirchner en 2003 es producto del cambio de relaciones de fuerzas que se da en diciembre de 2001 en Argentina, y que también se expresan a nivel latinoamericano en la asunción de Hugo Chávez en Venezuela, de Lula en Brasil, y la situación de crisis mundial. Esto implica el triunfo del proyecto nacional y popular opuesto al proyecto financiero neoliberal; y de un conjunto de sectores del campo popular que forman parte de la alianza de gobierno y que a partir de allí encuentran la posibilidad de avanzar en su influencia en el Estado. 

En este sentido, no se puede entender el cambio de época iniciado en la Argentina el 25 de mayo de 2003 sin las luchas del movimiento obrero organizado nucleado en el MTA y la CTA, del movimiento estudiantil, de las organizaciones políticas y sociales populares, de los organismos de derechos humanos, de los pequeños productores urbanos y rurales, entre muchos más.

Gracias a esas luchas logramos la ruptura con el FMI, la apuesta por la integración de Latinoamérica, el no al ALCA, el retomar una política industrial, la recuperación del empleo, el restablecimiento de las paritarias, la Asignación Universal por Hijo, la Ley de servicios de comunicación Audiovisual, la estatización de las AFJP y la estatización de YPF que son, entre otros, los grandes avances de esta década, y todos ellos fueron banderas de lucha de campo popular en la resistencia al neoliberalismo.

Muchos han sido los avances y muchas son las cuestiones pendientes que, de no resolverse, constituyen un obstáculo para la profundización del proyecto nacional, popular y latinoamericano. Por eso es imperioso avanzar en:

- Una Ley de entidades financieras para canalizar el ahorro de los argentinos a la producción y al trabajo
- Re-estatizar el Banco Hipotecario, una de las herramientas central para abordar el problema de la vivienda.
- Una reforma tributaria que sustituya la injusta y regresiva estructura tributaria heredada de los 90’. Una nueva Ley de Educación Superior en el marco de una reforma universitaria nacional popular latinoamericana
- La reglamentación de la Ley de Producción Pública de Medicamentos y la efectiva implementación de la Ley de Salud Mental.
- Recuperar y/o desarrollar las industrias estratégicas desde el estado para, en combinación con los sectores productivos, avanzar contra la concentración de la economía, la primarización y la extranjerización.
- Terminar con el trabajo en negro, la precarización laboral, la tercerización como forma de precarización
- La efectiva aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

Para esto es necesario construir la fuerza político social necesaria, no sólo para defender lo conseguido sino y principalmente para avanzar por lo que falta. Por esto, es necesario re-articular al movimiento nacional, entendiendo que la unidad estratégica de los trabajadores (movimiento obrero organizado, profesionales y técnicos, movimiento estudiantil, organizaciones sociales de desocupados y trabajadores informales, organizaciones civiles y sociales como las de género, ddhh, pueblos originarios, etc) constituye el motor principal de la profundización.

Al ser el eje fundamental la profundización, nuestra tarea es militar y apoyar lo que va para adelante, criticar lo que va para atrás, debatir lo que falta y golpear en conjunto a los enemigos del proyecto nacional popular y latinoamericano. Por eso, tenemos que ser protagonistas en la lucha por la implementación real de todas las conquistas que logramos institucionalizar: como la ley de medios, la ley de salud mental y tantas otras; y militar día a día para lograr lo que el pueblo necesita.

Sin lugar a dudas, esta fue una década de grandes avances, en la cual volvimos a ganar parte de lo perdido en los años de neoliberalismo. Por eso, tenemos una década de grandes desafíos y de lucha para la transformación de nuestra sociedad, para la conquista de la justicia social, para la segunda y definitiva independencia, para la liberación nacional y social.

Vivimos una oportunidad histórica, ¡vamos a conquistarla!

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