El sistema tributario es un elemento
fundamental para crear una sociedad más justa y cristaliza la correlación de
fuerzas que existe en una sociedad. En este sentido, nosotros heredamos un
sistema tributario neoliberal, regresivo, donde predominan los impuestos indirectos y cuya carga recae
fundamentalmente sobre los de abajo. El peso del IVA es un claro ejemplo de
ello.
Cuando los contribuyentes con mayor
capacidad patrimonial y de rentas pagan más impuestos, con relación a sus
ingresos, allí se define la progresividad del sistema tributario. Si bien hemos
avanzado hacia medidas más progresivas, como las retenciones a las
exportaciones agrícolas y de hidrocarburos, es fundamental avanzar hacia una
reforma global.
En este sentido, se deben aumentar
los impuestos directos que avancen sobre los grandes patrimonios y las rentas,
en particular sobre los sectores no parasitarios. Hay todavía mucho excedente
apropiado por las clases dominantes que se debe redistribuir hacia las clases
subordinadas: renta financiera, renta petrolera, renta minera, renta
agropecuaria (renta extraordinaria del agro), impuesto a la herencia, grandes
patrimonios, etc. Pero como dijimos al
principio y como se demostró en la lucha de la “125” esto es resultado de una
relación de fuerzas y para cambiar el sistema tributario hay que construir
conciencia-poder popular, así como para avanzar en todos los puntos
mencionados.
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