miércoles, 13 de abril de 2016

Hacia la UNIDAD y REORGANIZACIÓN del proyecto popular latinoamericano


El proyecto popular latinoamericano está frente a un escenario de deslegitimación de sus referentes, a través de las embestidas judiciales, mediáticas y corporativas del proyecto financiero.  

Ante el reflujo de nuestro proyecto, el proyecto financiero neoliberal está avanzando en la región a fin de consolidarse. Para ello, utiliza mecanismos similares en cada rincón del continente. La estrategia que usan busca tapar el tarifazo, el aumento del desempleo, la pobreza y la indigencia, la criminalización de la protesta, la persecución política, los escándalos del Panama Papers y el ajuste permanente hacia un Estado cada vez más pequeño.

Recientemente las organizaciones sociales y políticas de Brasil salieron a la calle para enfrentar el intento de desestabilización del proyecto que le devolvió la dignidad y el empleo a ese pueblo hermano, reivindicando a Lula da Silva como referente ante la operación sistemática en contra de su nombre.

Sin dudas en Argentina, como en toda la región, debemos apuntar al camino de la UNIDAD y REORGANIZACIÓN del campo popular para detener el avance del proyecto financiero.

En el marco de la movilización a Comodoro Py para acompañar y defender a la referente argentina del proyecto latinoamericano, Cristina Fernández de Kirchner, y con ello a nuestras conquistas, fue muy clara al señalar que se está atacando al pueblo con esta maniobra judicial y es con la organización del mismo pueblo que hay que dar respuesta a la embestida.


Para avanzar hacia la unidad, hacia un frente ciudadano –parafraseandola -, hay que definir cuál es el sujeto histórico de la transformación que debemos conquistar. Y para ello tenemos que tener en claro cuál es el proyecto de sociedad en el cual vivimos, es decir cuál el orden dominante que queremos transformar.
El proyecto financiero neoliberal, quien gobierna la Argentina actualmente, tiene como sujeto a las redes financieras globales, con sus distintas transnacionales y multinacionales.

Las reformas estructurales impulsadas por los organismos internacionales de crédito (FMI, BM), que impulsaron en otros tiempos las privatizaciones (no sólo de las empresas sino también de la salud, la educación, etc.), el achicamiento al mínimo de la inversión pública, la destrucción del entramado industrial nacional y la especialización en la exportación de productos primarios, la apertura indiscriminada a las importaciones, la flexibilización laboral y la fragmentación en el mundo del trabajo, la tercerización con precarización laboral, fueron todas políticas impulsados por este bloque de poder anglo-americano de las redes financieras globales al que hoy nos enfrentamos.

Esto fue posible gracias a los cuadros económicos, políticos e ideológicos-culturales de este sujeto social, con sus empresas, sus fundaciones, sus tanques de pensamiento, sus organizaciones políticas, sus medios de comunicación y sus universidades los que llevaron adelante y condujeron este proyecto político-estratégico en detrimento del nuestro.

Hoy en día estamos ante una crisis del orden mundial, de disputa entre un viejo capitalismo con un nuevo capitalismo; con un escenario multipolar y con una crisis del capital; pero continuamos en una oportunidad histórica de crecimiento y desarrollo, tanto a nivel Argentina como Latinoamerica.

En el proceso de transformación que debemos encarar, necesitamos desarrollar los bloques de poder periféricos y pensar en un Estado-continental, con una industria y una matriz ideológico-cultural propia.

Debemos reorganizarnos y rearmar las condiciones subjetivas porque esto no es resistencia, sigue siendo disputa del Estado y las condiciones objetivas están. Por ello la necesidad de articular fuerzas, desde las distintas identidades del campo nacional y popular –con la importancia del peronismo como identidad mayoritaria- y avanzar con nuestro sujeto de la transformación constituido por  trabajadores técnicos y profesionales; trabajadores operarios, obreros y parte de los empleados  formales; trabajadores obreros informales, subocupados, precarizados y desocupados estructurales. 

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