La Ley de Educación Superior sancionada durante el menemismo es la última de las leyes educativas que falta modificar. Esta ley fue concebida desde la perspectiva neoliberal y basada en los pilares de la mercantilización de la educación y el conocimiento, la privatización de la educación y el conocimiento, y su trasnacionalización para desligar la educación y el conocimiento de los intereses populares, nacionales y latinoamericano, y ligarlos al mercado global y sus empresas transnacionales. De la misma forma se concibió el Complejo científico-tecnológico y por ello se desmanteló: una semicolonia primario exportadora no necesitaba complejo científico-tecnológico desarrollado, salvo en áreas específicas, subordinadas a las empresas trasnacionales y al “mercado”. Estos años se ha modificado mucho este aspecto. La inversión es récord, la infraestructura crece junto a la matrícula y el complejo científico-tecnológico tiene recursos y perspectivas, asentado en una enorme historia de profundo desarrollo. Debemos consolidar muchos de los cambios por Ley. Avanzar en una educación superior gratuita en todos los niveles, ligada a los intereses nacionales y Latinoamericanos, completamente pública, estrechamente ligada al pueblo, con una visión estratégica en cuanto a su importancia en el desarrollo nacional. Y en la construcción de un complejo científico tecnológico ligado al desarrollo de industrias estratégicas de Estado, la re-apropiación del conocimiento estratégico y la construcción de una matriz de pensamiento nacional-latinoamericana.
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